Los fondos de deuda se animan

En Europa, el crédito bancario supone aproximadamente el 50% de la financiación de las empresas frente a solo el 25% en Estados Unidos, donde la financiación vía mercado de capitales (bonos y papel comercial a corto) ha sido desde siempre muy importante. En España se da un factor adicional: debido a la concentración bancaria las empresas tienen menos entidades a las que acudir en busca de financiación. En las empresas del Ibex la estrategia financiera es clara: acudir directamente a los mercados de capitales para reducir la dependencia bancaria, y el éxito logrado ha sido notable. Ahora empiezan a surgir instrumentos que permitan también diversificar la financiación a pymes grandes, que por tamaño no pueden acudir directamente a los mercados de capitales. Entre las iniciativas recientes figuran la alianza de la firma española Arcano con la gestora internacional Muzinich lanzando un fondo de financiación directa a empresas, que se estrenará en octubre con 70 millones (que se espera aumentar hasta 200 millones), disponibles para prestar a empresas españolas y portuguesas con un ebitda de entre 5 millones y 25 millones. No es financiación barata, pues el diferencial de los préstamos será de entre cinco y siete puntos por encima del Euribor, pero el plazo, hasta siete años, permitirá asentar sólidas estructuras de capital. La iniciativa de Arcano no es la única: Analistas Financieros Internacionales y Renta 4 han lanzado Aria Capital; Banca March y Oquendo Capital ofrecen financiación ‘mezzanine’con una filosofía semejante, y N+1 y Trea Capital también han entrado en este segmento.

Empleo decente en Latinoamérica

América Latina se ha convertido en los últimos años en la región de moda. Sus cifras de crecimiento han brillado con luz propia frente a la fragilidad que han demostrado las viejas economías del Hemisferio Norte. Sin embargo, buena parte del crecimiento latinoamericano se está alimentado de mano de obra sin derechos, sin seguridad social, sin prestación por desempleo o sin derecho a percibir una pensión por jubilación. La mitad del empleo en la región es informal, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). CEOE va a pilotar en Latinoamérica un plan para formar a los directivos locales en la lucha contra el empleo sumergido que se ceba, sobre todo, en las pequeñas y medianas empresas, las que emplean, precisamente, a ocho de cada diez latinoamericanos. Se trata de una iniciativa muy necesaria. Los países de América Latina deben abordar el grave problema que supone la economía sumergida si quieren que este ciclo de crecimiento tenga una base realmente sólida. Se trata de un cambio estructural, nada fácil, ya que el empleo irregular o informal está muy enraizado en la cultura de muchos de estos países . La educación de los directivos puede ser un primer paso; aunque la labor pedagógica es enorme y exige el compromiso de los dirigentes regionales. Probablemente, el objetivo no se conseguirá a corto plazo, pero si los trabajadores jóvenes asumen que el trabajo conlleva derechos además de obligaciones, el cambio podría ser posible.

Escocia y la UE

El proceso de construcción europea ha avanzado en las últimas décadas de forma lenta y tortuosa, pero siempre mirando hacia adelante, un ritmo que sólo se aceleró durante la pasada recesión ante la amenaza de ruptura de la zona euro. La UE ha crecido mediante sucesivas ampliaciones, pero por primera vez desde los tratados de Roma de 1957, el proyecto comunitario afronta la amenaza de una regresión de consecuencias imprevisibles. Si gana el “Sí” a la independencia de Escocia, el nuevo Estado quedaría automáticamente excluido de la UE. Un paso atrás en la integración derivado de que el Gobierno británico haya consentido y avalado un proceso de autodeterminación en pleno siglo XXI. Aún más peligroso sería que, para reducir el impacto de la independencia escocesa en su economía, Reino Unido forzase a las autoridades europeas a buscar un encaje de la Escocia independiente, contradiciendo lo expresado de forma unánime por la Comisión Europea y todos los Estados miembro. Eso podría dar alas a otros movimientos independentistas –como el catalán, el flamenco, el del Norte de Italia o el corso–. Para evitarlo, Europa debe mostrarse inflexible e insistir en que los procesos de secesión nunca tendrán cabida en la UE y que tampoco habrá trato de favor para los territorios que decidan separarse de un Estado miembro.