Estabilidad política para impulsar la recuperación

Como era de esperar, la gran fragmentación del mapa político en la mayoría de autonomías y municipios en los que se celebraron elecciones el domingo provoca inquietud a los inversores. En la medida en que la ausencia de mayorías cómodas pueda condicionar o revertir la aprobación de las reformas económicas pendientes en las administraciones regionales –las que atraviesan peor situación financiera, con un déficit creciente y un elevado endeudamiento–, el riesgo percibido por los mercados aumentará. Pero, sin duda, lo más perjudicial sería la dilación innecesaria de la conformación de los nuevos gobiernos autonómicos por el puro interés partidista de alguna de las formaciones emergentes que sean llave para la gobernabilidad para no ver penalizadas sus aspiraciones de cara a las elecciones generales del próximo mes de noviembre. No hay que olvidar que la principal tarea de los próximos ejecutivos autonómicos y municipales será la elaboración de los presupuestos para el año que viene, un instrumento fundamental para establecer sus prioridades en política económica, para cuya aprobación es imprescindible contar con apoyos sólidos. Como alertan las grandes empresas, lo contrario sería contraproducente para la veloz recuperación de la economía española, que se ha acelerado en los últimos meses. La práctica desaparición de las mayorías absolutas que imperaron durante la pasada legislatura no puede ser excusa para que las principales formaciones eludan su responsabilidad en beneficio del interés general. El presidente Rajoy, sentó ayer las bases para los posibles acuerdos que lidere el PP: pactos claros y transparentes con propuestas razonables que den estabilidad y permitan perseverar en el control de las cuentas públicas e impulsar la recuperación y la creación de empleo. Eso sí, sin aceptar exigencias previas para sentarse a negociar acuerdos, en clara alusión a la condición fijada por Ciudadanos (partido necesario para que el PP retenga el poder en la Comunidad de Madrid, Castilla y León, Murcia y La Rioja) de que los partidos que quieran su apoyo deberán comprometerse a celebrar en el futuro primarias internas. Sin embargo, se echó en falta una mayor dosis de autocrítica por parte de Rajoy, enrocado en no hacer cambios ni en el partido ni en el Gobierno, teniendo en cuenta la importante sangría de votos del PP (2,5 millones) y la pérdida de feudos autonómicos como Aragón, Extremadura, Valencia, Cantabria y las Islas Baleares y de ayuntamientos como Madrid, Valencia o Sevilla.