Populismo y “sanata”

La pregunta más devastadora para Pablo Iglesias en el debate de Atresmedia fue la primera que le formuló Ana Pastor, apenas comenzado el programa. Vino a decirle: “¿De qué vais?” En efecto, no hay manera de saber de qué van, y eso sugiere un escaso respeto hacia la libertad y los derechos de los españoles. Las palabras exactas de la destacada periodista al líder de Podemos fueron las siguientes: “¿Por qué tendrían que confiar los españoles en un partido que hace un año hablaba del impago de la deuda y ahora no, que hace un año hablaba de sacar a España de la OTAN y ahora ficha a un general que dice que hay que seguir en la OTAN? También la gente tiene derecho a saber a cuál de las dos almas, a cuál de los dos Podemos van a votar el 20 de diciembre” (aquí el enlace del debate, a partir del minuto 8:50, http://goo.gl/3diKZR).

Pablo Iglesias acometió entonces con destreza lo que en mi Argentina natal se conoce como “sanata”, un invento del genial actor Fidel Pintos, ajustadamente definido así en Wikipedia: “Forma de hablar confusa e incomprensible, en la que se expone un argumento sin sentido ni ideas claras; una manera de hablar sin decir nada, pero con el fin de que el interlocutor piense que se ha dicho algo”.

Eso fue lo que hizo Pablo Iglesias: no responder nada a lo que le había preguntado Ana Pastor, y hablar sobre encuestas, remontadas y otras cosas. Fue tan escandalosa la maniobra que la propia periodista insistió, aclarándole que ella no le había preguntado por las encuestas sino por el programa de Podemos. Pero Iglesias siguió “sanateando”, y tampoco contestó.

Una somera reflexión demuestra que esa actitud es general en los populistas: ignoran la lógica, se regodean en la contradicción y confían en la propaganda y la flaca memoria del público. Pero la pregunta de Ana Pastor podría extenderse mucho más. Podríamos plantearnos quién es Pablo Iglesias, si es el que ahora va de sereno estadista y trata con displicencia a sus adversarios políticos, recomendándoles en voz baja que se calmen, o es el bárbaro que a los gritos impidió hablar a Rosa Diez en la Universidad.

De igual modo cabe destacar el borrado completo de la palabra “casta” en el discurso populista, acaso porque se dieron cuenta de que la noción y la palabra misma fueron utilizadas antes por un partido más cercano a Podemos de lo que cabría sospechar: la ultraderecha de Marine Le Pen.

Por no hablar de los paradigmas internacionales de Pablo Iglesias: ¿acaso el que hoy pretende que seamos daneses no es el mismo demagogo que hace nada aplaudía a la tiranía chavista o a la siniestra dinastía Kirchner? Cabe, pues, preguntarles a los de Podemos: ¿de qué vais, “sanateros”?