Ahora que se estrena una nueva película sobre su vida, cabe recordar que un joven Steve Jobs dejó grabadas unas palabras que resumen lo que es un empresario (http://goo.gl/4wwxRq). Y no valen sólo para las personas que se dedican específicamente a los negocios sino para el espíritu innovador, realmente empresarial, que puede impulsarnos a todos.
Dijo: “Cuando creces, te dicen que el mundo es como es y que tu vida consiste en vivir dentro del mundo, no golpear demasiado en sus paredes, procurar tener una bonita familia, divertirte, ahorrar un poco de dinero. Pero esa es una vida limitada, porque la vida puede ser mucho más amplia si te das cuenta de algo muy sencillo: todo lo que te rodea y que consideras vida fue creado por personas que no eran más listas que tú. Y eso lo puedes cambiar, puedes influir, puedes construir tus propias cosas que otras personas puedan usar. Cuando aprendas esto, no volverás a ser nunca más la persona que eras antes”.
Apunta otras nociones importantes, como que nos atrevamos a comunicar nuestras ideas, y que no temamos el fracaso, pero lo fundamental es la invitación a romper moldes y mejorar el mundo. Nótese que es lo contrario de lo que claman los políticos, aunque también hablen de cambiar el mundo. La diferencia estriba en que los políticos cambian el mundo quebrantando la libertad y los derechos de los demás. En ese sentido son socialistas de todos los partidos, como decía Hayek, aunque su socialismo sea en ocasiones más vegetariano y en otras más carnívoro.
Lo que dice Steve Jobs del empresario va en otra dirección totalmente distinta. Primero, no hay que ser un genio, porque la empresa no estriba en organizar la sociedad, nada menos, que es lo que pretenden hacer los gobernantes con nuestra libertad y nuestro dinero. El empresario no es más listo que los demás sino que tiene una actitud diferente.
En segundo lugar, el empresario aspira a “construir tus propias cosas que otras personas puedan usar”. El empresario, así, está unido a la propiedad: por eso es una clave de la sociedad próspera y libre. Construye sus propias cosas. Pero no las construye como quien tiene un hobby y lo practica en su salón o su desván. Al contrario, las construye para los demás, y en ese proceso hay un verbo fundamental que Jobs utiliza: “Cosas que otras personas puedan usar”.
Ésa es la diferencia entre el empresario y el político, es decir, la libertad: las personas pueden usar lo que el empresario les vende, o no. Eso es el mercado: la libertad de elegir comprar o no. En cambio, si usted no le paga al Estado, va a la cárcel.
No a la resignación. No a la trampa de que el poder es una bendición porque no se nos puede dejar solos. Sí a los empresarios. Sí a la libertad. Sí a la vida. Steve Jobs: ¡Olé!