El BCE trata de poner calma ante la retirada de estímulos

POLÍTICA MONETARIA/ El vicepresidente Vítor Constâncio señala que la inflación no cumple las expectativas y recalca que la expansión monetaria se mantendrá.

Una de cal y otra de arena. Es en ese terreno confuso donde los bancos centrales deben moverse y en donde el Banco Central Europeo ha demostrado sentirse como pez en el agua. Las actas de la reunión celebrada el pasado diciembre en Fráncfort, que anticipaban un cambio hacia un discurso más duro en alguna de las primeras cumbres de 2018, hicieron posicionarse al mercado para un cambio temprano en la política monetaria.

Demasiado temprano, ha debido pensar la institución monetaria, que ha sacado a uno de sus altos cargos, el vicepresidente Vítor Constâncio, a enviar un mensaje de calma. “No vamos a cambiar el rumbo de nuestra política monetaria. Con la decisión de reducir a la mitad las compras de deuda [desde enero de 2018 el organismo adquiere 30.000 millones mensuales] hemos adaptado la política monetaria al nuevo contexto económico”, explicó en una entrevista concedida al diario italiano La Reppublica.

“Esto no quiere decir que la política monetaria no vaya a seguir siendo muy expansiva durante mucho tiempo. Hasta la fecha no vemos riesgos inflacionistas y no queremos ahogar el crecimiento demasiado pronto”, explicó el vicepresidente del BCE.

Constâncio, que abandonará su cargo en el comité ejecutivo de la autoridad monetaria el 31 de mayo, es considerado uno de los miembros más cautos del BCE. En el lado opuesto de la balanza, como uno de los miembros afines a una política monetaria más dura, se encuentra el alemán Jens Weidmann, que también intentó el martes calmar los ánimos del mercado al señalar que “el riesgo de que el BCE toque en el corto plazo los tipos de interés es muy bajo”.

En general, el organismo con sede en Fráncfort considera que la inflación tiene que despartar todavía en la zona euro. El pasado año, el presidente del BCE, Mario Draghi, indicó que para que la inflación subyacente repunte (calculada suprimiendo los elementos más volátiles como la energía o los alimentos), es necesaria una revisión al alza de los salarios.

Esta teoría fue ayer refrendada por Constrâncio, que señaló que “aunque el crecimiento está acelerando, la inflación no cumple nuestras expectativas. La inflación subyacente cayó en diciembre al 0,9% porque los salarios no crecen lo suficiente”.

Por este motivo, el vicepresidente del BCE señaló que no tiene miedo a mantener los estímulos monetarios, pues la economía se encuentra ahora en una situación diferente. “Históricamente, los bancos centrales han tenido que lidiar con presiones inflacionarias. Ahora no está siendo así por los salarios y por el impacto de la tecnología”, explicó.

Preocupa el euro

Constâncio mostró también su preocupación ante la escalada del euro, que se anota un 1,86% frente al dólar en 2018 tras el alza de más del 14% que ya registró en 2017. “Nuestro objetivo no es el tipo de cambio, pero me preocupan estos movimientos súbitos que no responden a cambios en los fundamentales”, indicó. Ayer, el euro se relajó con las palabras de Constâncio para ceder un 0,25% y situar el tipo de cambio en los 1,22 dólares.

Por otro lado, el vicepresidente comentó que llama “tulipanes” a las criptomonedas, en alusión a la burbuja que se vivió en Holanda en 1936, y que no deben ser consideradas divisas. Sin embargo, también indicó que no son un riesgo para la economía.