González: “Hace falta una regulación para los proveedores digitales”

El presidente de BBVA, uno de los bancos más convencidos de la necesidad de la transformación digital de la banca tradicional, reconoce también los riesgos que implica esta revolución, como el fraude digital y el ciberterrorismo. En su opinión, el más importante es “el mal uso de la propiedad intelectual y de los datos de los clientes”.

“La regulación debe englobar a todos los países y a todas las industrias”, dijo durante la presentación de La era de la perplejidad. Repensar el mundo que conocíamos, libro editado por BBVA dentro del proyecto OpenMind.

“Los bancos contamos ahora mismo con una gran ventaja sobre los gigantes digitales: estamos acostumbrados a trabajar en entornos regulados y tenemos mucha experiencia en cuidar la privacidad y la seguridad de los datos de nuestros clientes”, señaló.

“Sin referencias”

El banquero sostiene que, ante los nuevos cambios, no existen “referencias ni recetas para actuar”, lo que produce “incertidumbre e, incluso, temor”, si bien la sociedad está a las puertas de “una fase de alto crecimiento y mejora del bienestar con nuevos y mejores empleos”.

En la presentación, Francisco González estuvo acompañado por la fundadora y consejera delegada de la fintech Clarity, Rebeca Minguela, y dos de los autores del libro: el investigador de la Brookings Institution Zia Qureshi y de Diana Owen, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Georgetown (EEUU).

Rebeca Minguela se refirió a la directiva PSD2, que supone la apertura por parte de los bancos a datos de sus clientes a las fintech, siempre que haya consentimiento del cliente. “En start up como la mía necesitamos acceso a datos de entidades bancarias para usarlos en nuestras estimaciones. Pero hay que asegurarse de que realmente se añade valor en el uso de esos datos y no se pierde la privacidad del usuario”, comentó.

La consejera delegada de Clarity se mostró preocupada sobre “cómo van a aprovechar” los gigantes tecnológicos la regulación europea. “Los servicios financieros aportan buena parte de la recaudación total de impuestos en Europa, mientras que tecnológicas como Google, Amazon o Apple apenas pagan impuestos, al menos a día de hoy y hasta que entre en vigor la nueva regulación fiscal que quiere implantar la Unión Europea. Si estas tecnológicas se quedan con parte del negocio de los bancos puede haber un impacto también en el estado de bienestar en Europa”, afirmó.