El reto de las cuentas bancarias

Los bancos españoles han dejado de ser la inversión más atractiva para el accionista bursátil como sucedía antaño, porque la rentabilidad no cubre el llamado coste de capital. Sin embargo, es una realidad que las cuentas han mejorado sensiblemente gracias a la reducción de las dotaciones para cubrir la herencia inmobiliaria. Hoy se da el pistoletazo de salida a las cuentas trimestrales, y hay firmas de inversión que pronostican crecimientos de beneficio para el conjunto de la banca cotizada del 32% en 2018, frente al 7% de 2007. El año más duro de la crisis fue 2012. No se descarta, incluso, que algún gran banco muestre resultado récord en 2019. El crédito todavía no despunta, pero ha mejorado su calidad. Y, sobre todo, los banqueros han engrasado la maquinaria comercial para elevar los ingresos por comisiones de fondos de inversión, seguros y otros productos. Por ratios, la eficiencia del sector en España es la mejor en Europa. Sólo nos superan los bancos suecos. Por rentabilidad (ROE) estamos mucho mejor que Alemania y algo mejor que Francia, aunque peor que Holanda y, sorprendentemente que Italia, pese a su elevada mochila de créditos morosos en pymes. El desafío sigue siendo el recorte de costes. La vía más evidente: cerrar sucursales y apostar por la digitalización. Las diferencias de calidad de las cuentas de resultados de los bancos estarán determinadas por cuánta herencia inmobiliaria les queda en el balance y el peso relativo del negocio hipotecario, que hoy es poco rentable con la actual estructura de costes. Los banqueros no pueden fiar todo al inicio de las subidas de tipos de interés.