Los fondos de inversión captan niveles récord de dinero mes tras mes al calor de la búsqueda de alternativas rentables para el ahorro en un entorno prolongado de tipos en mínimos. Aunque el creciente apetito de los inversores es indudable, no es tan claro que sus decisiones sean las más acertadas. Así lo sugiere el hecho de que casi las tres cuartas partes del dinero canalizado a fondos de inversión, el tercer activo más importante del ahorro de las familias, se quede al margen de los productos más rentables y exitosos. Una estadística que no hace sino evidenciar el bajo nivel de asesoramiento del inversor español. No es de extrañar: la lista de fondos más vendidos suele coincidir con los productos colocados en las redes bancarias. Una vía de fácil acceso para el inversor, a cambio de un abanico de productos que suele ser, cuando menos, poco competitivo y no siempre el más recomendable según el perfil del inversor. Que los particulares se pierdan la oportunidad de poner el foco en los productos más exitosos en rentabilidad, riesgo y costes tiene que ver en buena parte con el suculento bocado de comisiones que supone la comercialización de fondos. Y si hay algo positivo que aporta la nueva normativa Mifid es su empeño en fomentar la comercialización de productos de terceros en las redes, que manejan el 78% de los fondos suscritos. Una iniciativa a la que debería sumarse un asesoramiento responsable. El inversor debe entender que estar bien informado tiene precio. El intermediario, asumir que no todos los productos son universales.