Calviño, un perfil técnico y europeo para pilotar la política económica

BUENA ACOGIDA/ El nombramiento de la directora de Presupuestos de la Comisión Europea como titular de la cartera económica transmite un mensaje de estabilidad a los mercados y a los socios de la UE.

Nadia Calviño es la nueva ministra de Economía del Gobierno de Pedro Sánchez, tal como adelantó ayer EXPANSIÓN. Su nombramiento es una apuesta por la estabilidad económica y está destinado, antes que nada, a transmitir un mensaje de certidumbre a los mercados y a los socios de la Unión Europea. Calviño desempeñaba hasta ahora el cargo de directora general de Presupuestos de la Comisión Europea, y goza de toda la confianza del presidente del Ejecutivo comunitario, el conservador Jean-Claude Juncker. De ahí que Bruselas haya recibido con alegría la noticia.

Nacida en 1968 en A Coruña, Calviño es economista y licenciada en Derecho. Ha desempeñado distintos puestos de relevancia en el Ministerio de Economía, así que conoce muy bien el departamento que ahora dirigirá. Trabajó en el Servicio de Defensa de la Competencia en la etapa de Luis de Guindos como secretario de Estado de Economía, y después en el Ejecutivo de Zapatero, siendo directora general de Competencia.

Desde 2006 ha trabajado para la Comisión Europea, en altos cargos relacionados con la competencia, el mercado interno y, finalmente, pilotando el Presupuesto comunitario (1,1 billones de euros, tanto como el PIB de España). Es hija del que fuera director general de RTVE en el Gobierno de Felipe González, José María Calviño.

Con el nombramiento de Calviño –que aún no se sabe si presidirá la Comisión delegada de Asuntos Económicos– Sánchez quiere mostrar su compromiso con Bruselas, aunque en el PSOE son conscientes de que este año el objetivo de déficit (2,2% del PIB) es muy difícil de cumplir, por la inercia recibida. El FMI y la propia Comisión creen que España tampoco cumplirá en 2019.

El principal reto a corto plazo de la nueva ministra de Economía será ése: dar confianza y certidumbre a los inversores, a los empresarios y en Bruselas, donde se manejará en collera con el titular de Exteriores, Josep Borrell, que no en vano fue presidente del Parlamento Europeo.

Otro de los grandes caballos de batalla que tendrá que afrontar Calviño será qué hacer con Bankia, entidad en la que el Estado conserva el 61% del capital a través del Frob y que el Gobierno anterior se había comprometido a privatizar totalmente antes de que termine el próximo ejercicio. Eso sí, los populares dejaron la puerta abierta a retrasar el proceso si las condiciones del mercado lo aconsejasen.

Los socialistas deben decantarse en un contexto parlamentario en el que algunos de sus apoyos, especialmente Unidos Podemos, presionan para que la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri sea el germen de una nueva banca pública que contribuya a devolver a los ciudadanos las ayudas sufragadas en el rescate.

Presupuestos

Antes, Calviño y la nueva ministra de Hacienda, María Jesús Montero, deberán gestionar unos Presupuestos heredados y enfangados en la batalla política. El PP los pactó con PNV y Cs, pero ahora quiere enmendarlos en el Senado para vengarse de los jeltzales, cuyos votos fueron los definitivos para echar a Mariano Rajoy de la Moncloa.

También tendrán que pilotar cuanto antes la elaboración de las Cuentas de 2019, que tienen un difícil encaje en un Parlamento tan fragmentado. Por otro lado, el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ha reiterado que el nuevo Gobierno va a “intentar encarar” los “aspectos más lesivos” de la reforma laboral del PP.

Éstos son los retos principales de Calviño. Pero habrá más. Su mandato será necesariamente corto, pero intenso.