Cuando prácticamente estamos en el ecuador del año parece que todas las esperanzas del inicio del ejercicio se han esfumado. Cuesta creerlo, ya que el entorno económico juega a favor de las bolsas, pero están jugando en su contra los protagonistas de la política actual. Poco a poco y sin aspavientos, las economías y el empleo crecen, mientras que la inflación está controlada. Por su parte, las empresas están haciendo bien los deberes. Las que integran el Ibex 35 cerraron el primer trimestre con un 12% más de beneficios que un año antes.
Si se trata de las previsiones anuales, por eso de que en Bolsa se compra con el rumor y se vende con la noticia, éstas no pueden ser más halagüeñas. Diferentes expertos consideran que, en el conjunto del año, tanto el Ibex 35 como el EuroStoxx 50 pueden crecer entre el 18% y el 20%, mientras que el S&P 500, el índice más fiable de EEUU, al reunir a las 500 mayores compañías, podría subir un 25%. A la fortaleza de la economía se suma la rebaja fiscal de Trump.
El problema está en los políticos. A las incoherencias de Donald Trump hay que sumar la incongruencia de un Gobierno en Italia formado por los grupos extremos que sólo se ponen de acuerdo para nombrar a representantes euroescépticos. La guerra comercial que Trump está generando no va a beneficiar a nadie. De momento, las bolsas así lo han manifestado. Tampoco tranquilizan las palabras de los ministros italianos.
En este contexto, los inversores se retraen y los especuladores atacan con toda su artillería. Sin embargo, todo tiene un límite. Los principales índices bursátiles presentan un saldo negativo en lo que va de año y hay muchos valores que han recibido un castigo excesivo. En concreto, la banca europea. Los grandes bancos como Santander, BBVA, ING, Deutsche Bank , IntesaSanpaolo o BNP Paribas llevan tres semanas aferrándose con uñas y dientes a sus respectivos soportes. Los volúmenes negociados son altos, de modo que tal vez los grandes aprovechan el temor de los pequeños y están invirtiendo para el mañana.