“Pienso impugnar el consejo en el que se tratará mi destitución y seguiré batallando”

ENTREVISTA DIMAS GIMENO Presidente de El Corte Inglés/ Gimeno asegura que seguirá defendiendo los intereses de El Corte Inglés “ya sea dentro o fuera del grupo”. Pide estudiar una salida a Bolsa, mejoras de gobierno corporativo y mayor transparencia.

“Voy a seguir batallando porque tengo el ADN de El Corte Inglés”, afirma Dimas Gimeno en una entrevista exclusiva ayer con EXPANSIÓN, el mismo día en que conoció la convocatoria de un consejo para destituirle. Su intención es negociar un acuerdo global para el grupo, que debería incluir una ventana de liquidez para sus acciones.

– ¿Cuál va a ser su postura ante el consejo que se ha convocado para destituirle?

No voy a asistir porque considero que es nulo de pleno derecho. Por eso lo voy a impugnar a través de una demanda. Seguramente se me va a cesar y a nombrar a otro presidente pero la empresa va a pasar de una situación mala a otra infinitamente peor. En mi opinión, tiene más sentido convocar otro, que he propuesto para el 12 de julio, en el que se puede abordar un plan de sucesión del presidente pero también otros temas.

– ¿Por qué votó a favor de perder sus funciones ejecutivas en octubre?

Siempre he respetado a la mayoría del consejo, aprobando el nombramiento de consejeros con los que no estaba de acuerdo, por ejemplo. Sabía que tendría lugar, pero no estoy de acuerdo ni con el momento ni con la forma. Hagámoslo bien, con una comisión de nombramientos y retribuciones y buscando a un consejero delegado preparado tanto dentro como fuera de la empresa. Nunca he entendido que se nombraran dos consejeros delegados, pero al final lo acepté. Lo que pedí es que se definieran mis funciones como no ejecutivo, pero hasta la fecha nunca ha habido ningún interés en ello.

– ¿Pensó en dimitir?

La mayoría de las personas se habrían ido a su casa, pero yo he decidido seguir por El Corte Inglés y por el legado de don Isidoro. He planteado la salida a Bolsa o un plan de negocio en 2016, pero se dejó guardado en un cajón.

– ¿Por qué cree que le cesan?

Las causas que van a poner encima de la mesa para cesarme es que he ido a Davos y he representado a la compañía en foros, pero la realidad es que desde octubre lo único que hay es una voluntad de torpedear mi figura.

– ¿Han negociado su salida?

No se ha querido. Hay que encontrar una salida para un problema accionarial que tiene que ver con IASA y además se tiene que definir un proyecto para el grupo y cambios en el gobierno corporativo. Abramos un periodo para tratar todos estos temas, también para debatir sobre la salida del presidente, por qué no. Me encantaría llegar a ese acuerdo, pero tiene que ser un pacto completo. Lo que buscan las hermanas Álvarez es quitar al presidente a toda costa.

– ¿Qué postura tienen el resto de consejeros?

No voy a negar que haya una mayoría suficiente que quiere discutir la presidencia, pero creo que dentro de ese bloque hay dos grupos. El más beligerante está formado por las hermanas Álvarez y su CEO más afín, Víctor del Pozo, y luego hay otro formado por Nuño y los dos consejeros más veteranos que buscan otra vía, aunque creo que se está imponiendo la otra fuerza. Manuel Pizarro y el representante de Qatar en el consejo piden sensatez y hacer las cosas bien.

– ¿Por qué Isidoro le señaló como presidente pero no le puso al frente de la Fundación Ramón Areces? ¿No está ahí el inicio del problema?

En mi primer año de mandato tuve que afrontar decisiones difíciles. La primera fue la presidencia de la fundación, algo que discutimos durante meses. Siempre consideré que debía ser yo, aunque Isidoro no lo dejó definido, y eso me generó un desgaste. Marta y Cristina no estaban hasta entonces en la fundación, pero cuando Lasaga fue nombrado presidente entraron.

– ¿Cómo perdió el favor de la mayoría del consejo?

Un tema que me generó desgaste fue tomar decisiones ejecutivas. Llevábamos siete años de caídas de ventas y hubo que ponerse a vender. Me centré mucho en el negocio y en reducir la deuda que entonces era alarmante. Tuve que tomar decisiones como la entrada del socio catarí, un acuerdo que llevaba dos años negociándose pero que en ese momento estaba bastante parado. Entendí que era fundamental, que teníamos que reducir la deuda. Y eso me llevó a tener diferencias con las hermanas Álvarez, con la familia Areces y con la familia García Miranda. De la misma forma, puse sobre la mesa un plan de ahorro porque durante los años de la crisis la sede central de la empresa aumentó los gastos. El Corte Inglés contrata al año más de 1.200 millones en servicios a terceros y con varias consultoras, como Deloitte, Accenture y Bain, propuse centralizar las compras. Ahora, cada responsable de cada área de gasto es autónomo y no tiene que reportar a nadie. Presenté en tres ocasiones una fórmula para centralizar los gastos con el compromiso el primer año de unos ahorros superiores al 10%. ¿Por qué no se ha querido hacer? No lo entiendo.

– Es un área de Lasaga...

Así es. Ya en tiempos de Isidoro, el presidente se centraba en el área comercial y Lasaga tenía delegados estos temas. Te encuentras con un sistema que ha perdurado y quiere seguir haciéndolo independientemente de quién preside la compañía. No es muy normal y detrás de esto están las verdaderas causas de por qué se plantea el cese. No fui una persona bien recibida desde el principio, pero han pasado casi 4 años de mi presidencia y en todos se han mejorado las ventas y la rentabilidad. Ésos son mis números.

– ¿Quiere decir que hay irregularidades en las compras?

Hay una clara intención de mantener una opacidad porque se considera mejor así. Hay una resistencia al cambio sin razones. Son áreas que tienen muchísimo peso, pero en una empresa normal no se podría mantener esta situación. ¿Por qué no se hacen concursos de seguridad?

– Le critican por proponer ahora muchas cosas, pero no tomar decisiones cuando tenía funciones ejecutivas.

Mi mandato ha tenido dos partes. En los dos primeros años, tomé muchísimas decisiones ejecutivas y a partir del tercero empiezo a ver que la dinámica con el consejo es difícil porque no aprueba planes o me lo pone muy difícil. Planteamos en 2016 vender 1.000 millones de activos inmobiliarios para reducir la deuda, pero el consejo no lo aprobó. Presenté el primer plan de desvinculación de empleados y lo saqué in extremis, pero al año siguiente se frenó y hubo 500 personas que se quedaron colgadas. He fichado responsables de Recursos Humanos, Márketing o Ventas que se han ido porque vieron que no podían trabajar. Al final, presenté un plan estratégico con el compromiso de multiplicar por cinco la rentabilidad en ocho años, pero tampoco lo conseguí aprobar. Quitando la refinanciación apenas se han tomado decisiones estratégicas desde 2016, pero para quitarme a mí las funciones ejecutivas discutimos un año.

– ¿Por qué firmó las cuentas con el informe de auditoría bloqueado por EY?

Lo hice por responsabilidad, pero dejando claro por escrito que no tenía toda la información y que lo hacía pendiente de lo que determine EY. Tenía argumentos para no hacerlo, tuve dudas, pero si no lo hubiera hecho habría perjudicado a la empresa en el momento en el que se está jugando su refinanciación.

– ¿Marta y Cristina Álvarez quieren mandar?

Isidoro Álvarez jamás quiso que sus hijas participaran en la gestión. Ni tenían puestos relevantes, ni pertenecían al consejo, ni al patronato de la fundación, pero desde el momento que toman su paquete accionarial han ido trabajando para ganar poder. Y además lo quieren representar. A nadie se le escapa que Marta Álvarez se ha propuesto y ha querido ser presidente, pero todavía queda sensatez.

– ¿Qué opina de Nuño de la Rosa, su posible sucesor?

Es una persona preparada y un profesional que ha hecho un gran trabajo, pero hacen falta muchos años en los grandes almacenes para dirigir El Corte Inglés. La clave de su figura es que el recambio del presidente tiene que ser un miembro del consejo o si no tiene que decidirlo la junta. De toda la terna, era el candidato más factible.

– ¿Se ha planteado su futuro fuera de El Corte Inglés?

No he tenido tiempo. Prefiero, como dice el Cholo, ir partido a partido. Han sido dos años muy duros en los que sólo he trabajado en la empresa. Si el día de mañana tengo que hacer otra cosa me lo plantearé, pero no estoy en eso.

Nunca entendí que se nombraran dos consejeros delegados, pero lo acepté por responsabilidad”

El grupo ha mejorado en ventas y rentabilidad en mis cuatro años de presidente. Ésos son mis números”