Finalizado el repunte, vuelven los retrocesos

E l sábado día 15 el titular de esta sección era: “Un nuevo diente de sierra en una tendencia bajista” y lo rematábamos en el sumario al decir “la tendencia básica del Ibex sigue siendo bajista y en tanto que ésta no cambie, los repuntes al alza están condenados al fracaso”. ¿Sonó la flauta por casualidad? Posiblemente, pero nos apoyábamos en un postulado del Análisis Técnico, según el cual, cuando una tendencia está en marcha, sea ésta alcista o bajista, es más fácil la continuidad que el cambio. Poco más que añadir. El Ibex 35 subió hasta los 9.665 puntos. Ahí chocó con la directriz bajista y se ha caído con todo el equipo. El jueves, aunque al cierre logró salvar los muebles, marcó un mínimo de sesión en 9.400 puntos. Fue una premonición, ya que ayer establecía un nuevo mínimo en 9.299 arrastrado por el sector bancario.

Y como no hay muerte que venga, que achaque no tenga, en esta ocasión, la culpa la tuvo Italia. Pero cuando no es Italia, es Grecia, Corea del Norte, los aranceles de Trump o el Lucero del Alba. Los grandes bancos llegaron a caer casi el 5%, pero como siempre hay espíritus inquietos para los que la paciencia no es una virtud, entró dinero para aprovechar los buenos precios. Lo mismo han acertado, pero salvo que sean las propias entidades que intentan frenar la sangría, meterse a comprar en plena caída es, cuando menos, una temeridad. Sea como fuere, se logró que nuestro principal indicador recuperase 89,6 puntos desde mínimos del día y cerrase a 9.389,20.

Vamos a intentar ver el lado positivo del desplome, porque lo tiene. El Ibex irá a donde tenga que ir y puede hacerlo en tres sesiones de batacazo o en noventa días de goteos a la baja. Aquí se puede aplicar el dicho: “lo que tenga que ser, que sea pronto”. Hay otro aspecto positivo, si se cuenta con un buen respaldo de liquidez, aunque perdamos con lo que nos quede en cartera, vamos a poder comprar a precios de saldo. Y esas compras nos salvarán las pérdidas de la cartera y el ejercicio.

La Bolsa ni sube ni baja eternamente; es más, a largo plazo, la Bolsa es alcista, así que ante un desplome lo que toca es mantener la calma. Ni vender ni intentar pescar en río revuelto, porque podemos ir a por lana y salir trasquilados. Tomemos un ejemplo que puede servir para el Ibex y para el conjunto del mercado. Santander lideraba las caídas del viernes cuando faltaba una hora para el cierre. Había rebotado al alza, tras haber marcado un mínimo de sesión en 4,25 euros. Esto supone haberse comido, prácticamente, casi todo lo ganado en la reacción alcista del mes. Si hemos visto lo peor, y no pierde los 4,20 euros, la próxima reacción al alza le llevará hasta los 4,70/4,80 euros, donde encontrará la directriz bajista. Si pierde los 4,20, hay que tener asumido que la siguiente reacción alcista se agotará antes de alcanzar los 4,60 euros, máximos de este mes.

La experiencia demuestra que si bien no se puede adivinar la profundidad de la corrección, sí que se puede determinar la pauta que seguirán los sucesivos dientes de sierra, hasta que cambie la tendencia, que cambiará, no le quepa la menor duda. De forma simple podemos decir que en tanto en cuanto los fondos vayan siendo cada vez más profundos las reacciones alcistas se agotarán sin haber alcanzado el techo de la precedente.

Se nos está diciendo que los inversores estadounidenses abandonan Wall Street para invertir en Europa y en los países emergentes. Tal vez los gestores lo estén aconsejando, pero de momento no se les hace caso. Para invertir en Europa tendrían que vender dólares y comprar euros. El euro subiría contra el dólar y está bajando. Habrá que estar atentos a esta relación. Pero hasta que la veamos, quietos “paraos” que se está más guapo.