Banco de España ve menos crecimiento, más paro y alerta de la incertidumbre política

PREVISIONES/ La institución rebaja en una décima el avance del PIB en 2018 (2,6%) y en dos el de 2019 (2,2%). Avisa del “notable grado de incertidumbre sobre la orientación de la política económica” que provoca la situación parlamentaria actual.

El Banco de España se suma a la ya larga lista de analistas que ajustan sus previsiones ante la desaceleración en la economía nacional. La institución revisó ayer a la baja sus estimaciones de crecimiento para el próximo trienio, anticipando un horizonte en el que el avance del PIB se ralentizaría desde el 3,1% anotado el año pasado al 2,6% previsto para 2018 (una décima menos respecto a la estimación del pasado junio), el 2,2% para 2019 (dos décimas menos) y el 2% en 2020 (una décima menos).

El principal motivo de esta rebaja es, además de la subida en los precios del petróleo “el empeoramiento de las perspectivas acerca de la evolución de los mercados exteriores”, con ralentización del crecimiento en la zona euro y la mayor incertidumbre creada por la guerra comercial. Por este motivo se ha recortado hasta en dos puntos el avance previsto para las exportaciones, que se queda ahora en el 2,6%, casi la mitad respecto al año pasado. Además, los riesgos externos han aumentado debido a la posibilidad de que se implanten nuevas medidas proteccionistas o de que las políticas fiscales de EEUU aceleren el proceso de normalización monetaria, lo que ya ha empezado a afectar negativamente a algunas economías emergentes.

Aunque la demanda doméstica seguirá siendo el principal motor del avance del PIB durante los próximos ejercicios, el Banco también prevé “una desaceleración en el consumo privado”. Esto se debe a varios factores como la menor creación de empleo provocada por la desaceleración y el cambio de tendencia que la institución espera en la tasa de ahorro de los hogares, que tras haber alcanzado mínimos en 2017, comenzaría a repuntar durante los próximos años.

El principal alivio vendría por el lado de la inflación, que el Banco de España espera que se modere durante los próximos trimestres hasta cerrar este año por debajo del 2% que marca actualmente. Esta moderación se produciría fundamentalmente por “un perfil ligeramente decreciente en los precios del petróleo”, mientras sí aumentaría la inflación subyacente, que excluye bienes energéticos y alimentos. Otra consecuencia importante de la subida en los precios del petróleo, junto al menor crecimiento de las exportaciones y el estancamiento en la llegada de turistas extranjeros, será “una reducción en la capacidad de financiación de la economía española frente al resto del mundo”.

Por último, la desaceleración de la economía española afectará también a la reducción del desempleo, pues el Banco de España ha aumentado en una décima la tasa media de paro prevista para 2018 (15,3%); en cuatro la de 2019 (13,8%) y hasta seis la de 2020 (12,4%).

Sobre los indicadores que ya se han conocido, como el mal dato de paro del pasado mes de agosto, el nuevo director de Estadística del Banco, Óscar Arce, reconoció que “la desaceleración está siendo más persistente en la primera mitad del año de lo que pensaban muchos analistas”, aunque ahora “no se está incrementando perceptiblemente”. Es por ello que para el tercer trimestre del año, la entidad prevé que el avance del PIB será idéntico al del segundo, del 0,6%.

Necesidad de reformas

En este entorno de desaceleración cobra especial importancia la advertencia que el Banco lanza acerca del “elevado grado de indefinición acerca de la orientación futura de las políticas económicas” debido al contexto actual de fuerte fragmentación parlamentaria. Una situación que la institución valora como el principal riesgo interno, junto a la tensión en Cataluña, para la economía nacional, debido a que impide poner remedio a dos de sus principales debilidades: la ausencia de reformas estructurales y el elevado endeudamiento público.

Para el Banco de España, resulta “necesario retomar una agenda de reformas estructurales dirigidas a favorecer un mayor grado de eficiencia” de la economía nacional (ver información adjunta).

Estas reformas deberían ir encaminadas también a una importante reducción del elevado volumen de deuda pública, que sigue cerca del 100% del PIB. Para la institución, esto representa “un elemento relevante de vulnerabilidad para la economía nacional”, especialmente en el momento en el que el actual ciclo expansivo se torne adverso. Es por ello que considera que los esfuerzos realizados por las administraciones hasta ahora son “limitados”.

Además, su estimación sobre el desequilibrio previsto para finales de año ha aumentado en una décima, debido al impacto de la desaceleración sobre la recaudación tributaria. De cumplirse estas previsiones, el déficit de 2018 se sitúa en el 2,8% del PIB, por encima incluso de la meta de la nueva senda transmitida a Bruselas, aunque sin el visto bueno de Congreso y Senado.

El Banco de España también alerta de que, en ausencia de Presupuestos, apenas se reducirá durante los próximos ejercicios: un 2,5% en 2019 y un 2,2% en 2020. Esto hará que, hasta este año, la deuda total de España no baje del 95% del PIB, mientras que quedarían “bastantes años” hasta cumplir con el objetivo de Maastricht del 60%.

Es por ello que durante la presentación del informe, Arce enfatizaba la importancia de “tener Presupuestos, lo que es la señal más clara de normalidad democrática”. “Es lo deseable para el funcionamiento del Estado”, incidía posteriormente.

Sin embargo, las medidas que se incluyan en las Cuentas pueden tener importantes efectos sobre la buena marcha actual de la economía española. Aunque no quiso entrar a valorar los anuncios concretos ya realizados por el Gobierno y Podemos, el propio Arce alertaba durante la presentación de los “efectos distorsionadores” que tienen las subidas de impuestos, como el de la gasolina.

Estos cambios impositivos, añadía, afectan a “los niveles de empleo y crecimiento”, lo que se convierte en una cuestión especialmente delicada en el contexto actual de desaceleración por el que atraviesa la economía española. Es por ello que el director de Estadística reclamaba “un análisis riguroso” sobre los efectos en la evolución de la actividad que tendrían este tipo de medidas, como las que el Gobierno ya tiene en cartera.

Editorial / Página 2