El BCE someterá a los bancos a test de estrés de liquidez en 2019

PARA PREVENIR CASOS COMO EL DE POPULAR/ El supervisor bancario someterá a las entidades a escenarios con salidas masivas de depósitos. Los bancos tendrán que mostrarse capaces de mover el colateral.

La crisis de liquidez que acabó con Popular en 2017 y que llevó al banco a su resolución ha puesto sobre alerta a los responsables de supervisión del Banco Central Europeo (BCE). El organismo afincado en Fráncfort ya tiene decidido que en 2019 llevará a cabo una nueva prueba de resistencia al sector en la que las entidades tendrán que exponerse a retiradas masivas de depósitos, entre otros escenarios de estrés.

La presidenta del Consejo de Supervisión del BCE, Danièle Nouy, anticipó este plan en una entrevista a la agencia letona de noticias Leta. “A pesar de que la liquidez es amplia y el dinero, barato, algunos bancos no han tenido suficiente éxito al movilizar su colateral y obtener liquidez adicional en el mercado cuando han estado bajo presión. Las entidades tienen que estar preparadas para posibles restricciones de liquidez”, explicó la responsable de supervisar la banca de la zona euro.

Exámenes a la medida

Aunque todavía no están perfiladas las simulaciones concretas a las que serán sometidos los bancos europeos, fuentes del sector anticipan que cada entidad deberá demostrar su capacidad de resistir a diversos shocks de liquidez específicos. Es decir, que no será una prueba igual para todos, sino que, bajo una misma temática, cada uno deberá afrontar condiciones de restricción de la liquidez y escenarios estresados distintos.

A falta de los detalles sobre cada prueba, éstas incluirán por lo general escenarios similares al que sufrió Popular antes de su caída: salida de depósitos y pérdidas abruptas de liquidez tras bajadas de ráting de las agencias de calificación, entre otras condiciones teóricas.

Además, los bancos tendrán que demostrar su capacidad de movilizar sus colaterales en situaciones de máxima tensión, así como su resiliencia ante hipotéticos desajustes de liquidez debido a la exposición de una entidad a una determinada divisa extranjera. Tras el precedente de Popular, tanto las autoridades de resolución como las de supervisión han reconocido que un factor de riesgo como la liquidez no estaba siendo evaluado con tanta intensidad como la solvencia. Para solucionar estos fallos detectados, la Junta Única de Resolución ha abogado por crear nuevas herramientas legales como la posibilidad de imponer corralitos temporales a los depósitos, entre otros. Desde el punto de vista del supervisor único, por otra parte, llevar a cabo un test de estrés a la liquidez es un paso en este sentido, destinado a evitar que casos como el de Popular se vuelvan a repetir.

Con este examen a la liquidez de los bancos, el BCE está preparando una nueva prueba de resistencia para el año que viene cuando todavía no se han terminado otros test de estrés, en este caso diseñados la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), correspondientes al presente ejercicio, y cuyos resultado se conocerán el próximo 2 de noviembre. La EBA lleva a cabo su examen cada dos años, de forma que Fráncfort aprovecha el año entre prueba y prueba para llevar a cabo sus propios test.

Clave para fijar el capital

Frente a los exámenes de la EBA, que ponen a prueba la resistencia de los bancos de una forma global, desde numerosos flancos y escenarios, los test del BCE están centrados en un solo aspecto cada vez. Así, en 2017 el Mecanismo Único de Supervisión (MUS, el organismo liderado por Fráncfort y encargado de supervisar al sector bancario) evaluó la capacidad de resistir de los bancos de la zona euro en diferentes entornos de tipos de interés.

Al igual que sucedió con las pruebas sobre tipos de interés realizadas por el superviosr en 2017, el examen sobre la liquidez servirá de herramienta para que el Banco Central Europeo determine los requerimientos de capital regulatorios (SREP) del ejercicio siguiente.

Los responsables del MUS están ultimando contactos previos para organizar un primer taller de trabajo (workshop) en el que se ponga en común la metodología concreta con la que se ejecutarán los stress test.