El Banco de España avisa de nuevo sobre la implantación del colchón de capital anticíclico

El Banco Central Europeo (BCE) parece estar dispuesto, a pesar de algunas reticencias de los conocidos como ‘halcones’ dentro de la autoridad monetaria común, a desplegar en los próximos tiempos una nueva batería de medidas que continúen y aumenten la política monetaria ultra expansiva que viene practicando desde el inicio de la crisis. Pero al tiempo presiona para que culmine la unión bancaria con la creación de un fondo de garantía de depósitos único, la puesta en marcha de un activo seguro común que disminuya las diferencias de financiación entre países y la implantación de medidas macroprudenciales que permitan que los bancos estén más preparados en solvencia si la situación económica se deteriora.

La economía europea se debilita a medida que pasan los meses. Alemania es probable que entre en recesión en septiembre y que también lo haga Italia; el Brexit es un problema creciente para todos y el mayor proteccionismo internacional dificulta la actividad exportadora. En este entorno el BCE se prepara para tomar medidas que parecían estar lejos apenas hace unos meses y que significan volver a una expansión monetaria de la que se quería salir lentamente para irse preparando para cuando llegara la siguiente crisis. Pero parece que apenas se ha salido de la anterior y las amenazas de que llegue una nueva están demasiado cerca.

Medidas

Es muy probable que se rebaje un poco más el coste de la facilidad de depósito de los bancos en el BCE hasta que se sitúe en el -0,5/-0,6%, aunque puede haber medidas relativamente compensatorias; todo indica que el BCE volverá a poner en marcha programas de deuda pública y corporativa en lugar de seguir reduciendo el balance que tiene en la actualidad. Todo ello además de una nueva línea de liquidez en condiciones favorables que sustituya a la que vence ahora para que los bancos no se enfrenten a tensiones de liquidez que no harían sino dificultar su operativa.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en su primera intervención pública tras el verano, se ha mostrado favorable a todas estas medidas al tiempo que ha vuelto a incidir en la necesidad de que se complete la unión bancaria, porque falta la puesta en marcha de un fondo de depósitos comunitario: “las decisiones acerca de la supervisión y del esquema de resolución de un banco se toman a escala europea, mientras que la responsabilidad de financiar los fondos de garantía de los depósitos recae en los respectivos seguros nacionales. Esta divergencia no sólo abona potenciales conflictos políticos e institucionales, sino que dificulta la creación de un auténtico sistema bancario europeo”.

Además ha vuelto a reiterar que es necesario avanzar más deprisa en la creación de un mercado de capitales europeo y no fragmentado nacionalmente para que los posibles problemas que puedan tener las empresas no acaben siempre repercutiendo sobre la salud bancaria sino que se acometan desde posiciones de capital.

Un tercer aspecto en el que ha hecho hincapié es en la necesidad de completar la unión económica mediante una mayor compenetración de las políticas fiscales nacionales, y la puesta en marcha de mecanismos comunitarios dotados de recursos, al tiempo que debería avanzarse en la creación de un activo seguro común, los eurobonos o cualquier instrumento parecido, que sirviera de valor refugio para momentos de dificultades sin que ello supusiera ahondar en las diferencias nacionales como ocurre en la actualidad.

Aviso

Hernández de Cos, finalmente, ha lanzado lo que podría interpretarse como un aviso a los bancos de que todavía es tiempo de que refuercen su solvencia tanto de forma voluntaria como obligada al recordar que “algunos de los instrumentos macroprudenciales [de que se han dotado las autoridades supervisoras nacionales y comunitarias], como el colchón de capital anticíclico (CCA), pueden usarse para acumular colchones de capital en las entidades financieras en épocas de bonanza que puedan ser utilizados cuando las condiciones se deterioren”. El problema de estos instrumentos es que su puesta en marcha efectiva se retrasa un año respecto al momento en que se anuncian.

No obstante, el gobernador insistió en que “el uso de mecanismos de estabilización macroeconómica, como el CCA, es especialmente relevante en un contexto, como el actual, en el que la política monetaria tiene un recorrido más limitado”.

Todo parece indicar que en la próxima revisión trimestral el Banco de España seguirá el ejemplo de otros países de la Unión Europea que ya lo han puesto en funcionamiento.

Porque esto último es lo que más preocupa actualmente: que la capacidad de actuación de la política monetaria del BCE es más limitada que en el inicio de la crisis precisamente porque no ha dado tiempo a volver a una relativa normalidad, como sí ocurrió en el caso de EEUU y la Reserva Federal, y por lo tanto los nuevos estímulos que se pongan en marcha tendrán una efectividad menor.