El Banco de España se enfrenta a los ‘halcones’ monetarios

El Banco de España quiere que la opinión pública tenga una idea más clara sobre su posición acerca de la política monetaria que lleva a cabo el Banco Central Europeo (BCE) y no duda en alinearse con las tesis del presidente saliente, Mario Draghi, frente a las críticas que han expresado algunos de los conocidos como halcones monetarios y que no han dudado en exponer también en público tras la última reunión de la institución europea.

El inminente cambio en la presidencia del BCE (Draghi deja su puesto en el primer día de noviembre cuando será sustituido por Christine Lagarde) y la decisión por mayoría del consejo de bajar aún más la facilidad de depósito (hasta el -0,5%), aunque matizando la penalización al liberar a parte de las reservas de los bancos de tener que pagar dicho interés, volver a comprar bonos por tiempo indefinido y mejorar las condiciones de la nueva subasta de liquidez provocaron, antes de que se produjeran estas decisiones, las críticas de los bancos centrales de Alemania, Holanda y algún otro país. Todo ello, además, unido a que el BCE dejó para un tiempo indeterminado, pero bastante alejado, la posibilidad de que se modifiquen al alza los tipos de interés.

Se trataba, o eso parece, no sólo de mostrar una posición contraria a Draghi, sino también de dejar clara la postura ante la nueva presidenta, quien se ha mostrado favorable a mantener los actuales estímulos monetarios. En un acto insospechado por infrecuente, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, también habló en público antes de la reunión del BCE, pero para manifestar su posición a favor de las tesis de Draghi: la inflación sigue sin acercarse al objetivo marcado y la economía se está enfriando, lo que significa menores tensiones en los precios en el futuro y, por lo tanto, un alejamiento de lo que persigue el BCE, que no es otra cosa que conseguir que los precios se acerquen hasta el 2%.

La reunión del BCE, la penúltima presidida por Draghi antes de su marcha, no debió ser cómoda. Las posiciones estaban fijadas y se necesitaba saber hasta dónde llegaba la disidencia y cuán numerosa era. El comunicado final del BCE dejaba claras las diferencias existentes al hablar de que las medidas se habían aprobado por mayoría, no por unanimidad. Se ha dicho que a favor de las medidas votaron una docena de bancos centrales, en contra, dos tercios de esa cifra, y que el resto no se habrían manifestado.

Críticas

Los críticos no perdieron un momento en volver a repetir en público sus argumentos contrarios, señalando que consideran que la ralentización económica actual (Alemania puede entrar en recesión, lo mismo que Italia, y los demás países de la zona euro también crecen menos, más los problemas que puede traer un Brexit sin acuerdo) no era suficientemente grave como para que se necesitaran adoptar esas medidas, ya que la locomotora europea tiene capacidad por sí misma para salir de su actual situación. Además, dudan de la efectividad de las mismas por considerar que los tipos de interés ya están demasiado bajos como para que un movimiento adicional ayude a la recuperación del crédito y a la reanimación de la economía.

Lo relevante es que el gobernador del Banco de España ha vuelto a aprovechar la primera ocasión que ha tenido (una intervención en Valencia en unas jornadas sobre el sector financiero español) para reafirmarse en su posición.

Sobre la base de la realidad económica de la eurozona, lastrada por la guerra comercial actual y por el hecho de que se trata de una de las economías más abiertas del mundo, y de que la inflación sigue anclada en el entorno del 1% en lugar de acercarse al 2%, y teniendo en cuenta que las últimas previsiones del BCE sobre estas materias no hacen sino rebajar el crecimiento del PIB de la eurozona y de la evolución de la inflación para estos años, hasta 2021, Hernández de Cos defendió sin reparos las medidas. Tanto el agravamiento de la facilidad de depósito para los bancos como el programa de compra de deuda y las nuevas y mejores condiciones de la barra de liquidez abierta por el BCE para los bancos europeos.

Las decisiones, dijo el gobernador, “buscan contrarrestar el deterioro en las perspectivas de crecimiento e inflación mediante un paquete de medidas que se complementan entre sí, al relajar de forma distinta las condiciones financieras. Así, el recorte en el tipo de interés de la facilidad de depósito tiene un efecto moderador sobre las rentabilidades en los tramos cortos de las diversas curvas de tipos, que se extiende al conjunto de la estructura de plazos de los tipos de interés y, de esta forma, reduce los costes de financiación de las familias y empresas”.

El dejar claro que los tipos de interés van a seguir en los niveles actuales durante bastante tiempo y “la reanudación de las compras netas de activos buscan incidir sobre los tramos medios y largos de las curvas de tipos, principalmente a través de las expectativas de tipos futuros en el primer caso y de las primas de plazo y de riesgo en el caso de las compras de activos”. Las posiciones están claras y todo indica que se van a mantener inamovibles en el futuro cercano. Las reuniones del BCE prometen no ser una balsa de aceite.