Desde mi pantalla

Hasta el 10-N, pendientes de políticos y resultados

Faltan diez días hábiles de Bolsa hasta las próximas elecciones. ¡Que aburrimiento, señor! No es que luego esto vaya a ser una kermés, pero ya tendrá otra vidilla. Tenga el cuerpo preparado, porque tras el recuento de votos ya verá cómo han ganado todos. Para Ciudadanos, la justificación va a ser complicada, si se confirma el descalabro que vaticinan los sabios de las encuestas. El PSOE lo tiene muy bien. Una vez sacado Franco del Valle de los Caídos y rebajado de 35 a 20 el número de peonadas necesarias para que andaluces y extremeños cobren el subsidio agrario, ya tiene unos votos cautivos e incondicionales para ser el partido más votado.

El PP, si recibe a los desertores que se fueron a Ciudadanos, rondaría el centenar de escaños, con lo que si hace las paces con el PSOE lograrían mayoría absoluta y tendríamos Gobierno. Y es posible que Casado se baje de la borriquilla, porque comienza a notar el aliento de Vox en el cogote.

Si no son capaces de ponerse de acuerdo, que siga la fiesta, y volveremos a tener elecciones. No pasa nada, si aspiramos a emular a los belgas que estuvieron 541 días sin Gobierno. No va a ser fácil, pero con poco que se empeñen los políticos que nos ha tocado en suerte lo lograrán.

Los súbditos de su Graciosa Majestad están pasando las de ‘Sanamaro’ con los políticos que los gobiernan. Hay Brexit, no hay Brexit, ¿será a lo puro macho, consensuado o volverán a tener elecciones? Con esa incertidumbre en el cuerpo, son muchas las empresas españolas, algunas de ellas pesos pesados del Ibex, cuya cuenta de resultados depende, en gran medida, de los ingresos que se generan en Reino Unido, segundo destino, por detrás de EEUU, de la inversión española en el exterior.

Al otro lado del Atlántico tenemos a Donald Trump y sus ocurrencias, que si no tiene enemigos se los busca. Aunque es posible que de ahí no vengan muchos sobresaltos, ya que el inquilino de la Casa Blanca se juega, el 3 de noviembre de 2020, su reelección en las próximas presidenciales.

Como nunca han de faltar preocupaciones, estamos en época de presentación de los resultados correspondientes a los primeros nueve meses del ejercicio. Con lo visto hasta ahora no hay motivos de preocupación, aunque las sorpresas pueden estar a la vuelta de la esquina y, si no, que se lo pregunten a los accionistas de Nokia, cuyas acciones se han desplomado más del 20% tras recortar previsiones y suspender el reparto de dividendos. Los resultados de las cotizadas españolas hasta ahora publicados permiten ser optimista, frente a la temida y cacareada desaceleración con la que nos amenazan desde muchas instancias.

No todas las empresas van a poder presentar resultados tan espectaculares como los vistos en Faes Farma o Viscofan, o triplicar los beneficios del año anterior, aunque haya extraordinarios, como le ha ocurrido a Sabadell. Pero todas las empresas que ganan dinero o reducen de forma drástica su endeudamiento van a estar en el punto de mira de los inversores, sobre todo aquellas que han sufrido severos recortes y que hoy cotizan por debajo de las 10 veces beneficios y que, en muchos casos, tienen rentabilidades por dividendos que tardaremos años en ver en la renta fija.

La banca se ha tomado un merecido descanso, tras las fuertes subidas de la primera quincena del mes, como las vistas en Santander, Bankinter, BBVA y Sabadell y han pasado el testigo a eléctricas y gasísticas. Una corrección del sector financiero no sólo es buena sino deseable, si queremos ver algo más serio que un simple repunte técnico en un momento en el que todos los índices bursátiles apuntan a cotas más altas que las alcanzadas.