El PIB sube un 0,4% por el sorprendente tirón del consumo y de la inversión

TERCER TRIMESTRE/ La inesperada fortaleza de la demanda, el consumo y la inversión, que pasan del estancamiento entre abril y junio, a dispararse a tasas superiores al 1% intertrimestral en el tercer trimestre, contrastan con el clima de debilidad actual.

La economía española dio un volantazo en el tercer trimestre. Pese a que la atonía de la demanda se daba por sentado tras observar los últimos indicadores económicos y el parón sufrido en el segundo trimestre; el sorpresivo tirón del consumo y la inversión logran mantener el crecimiento del PIB en un 0,4% un trimestre después, respecto al anterior. En tasa interanual, la subida es del 2%.

Los datos de Contabilidad nacional del tercer trimestre publicados ayer por el INE superan las previsiones de muchos economistas. Ayer mismo el Consejo General de Economistas recortó al 1,8% su proyección de crecimiento para 2019. El Consejo advierte de que el crecimiento entre octubre y diciembre “podría ser del 0,3%, siendo la desaceleración mucho más brusca de lo que se pensaba”.

El mejor comportamiento de la economía se sostiene por la sorprendente buena marcha del consumo y la inversión, que pasan del estancamiento a contribuir al PIB creciendo a tasas superiores al 1% (ver gráfico). Esta fortaleza de la demanda contrasta con la desaceleración sincronizada y la incertidumbre geopolítica que planean sobre la economía mundial, y también chocan con los últimos comentarios del Banco de España, que ayer mismo alertaba de la debilidad del consumo (ver información en página 23).

“El repunte de la demanda es bastante sorprendente. No cabía esperar un repunte tan grande dado el frenazo de los últimos indicadores económicos”, señala María Jesús Fernández, economista senior de Funcas. El INE podría revisar los datos de contabilidad nacional en diciembre.

Tanto la inversión como el gasto en consumo fueron nulos en el segundo trimestre (el consumo apenas subió un 0,1%). En el tercero, sin embargo, se dispararon un 1,7% y un 1%, respectivamente, en tasa intertrimestral. La demanda nacional también pasó de crecer a una tasa del 0,1% entre abril y junio, a desbocarse un 1,2% entre julio y septiembre. Se trata, como apunta Francisco Vidal, economista jefe de Intermoney, de un comportamiento “atípicamente sólido, comparado con las informaciones que tenemos”. Datos como las últimas caídas en la cifra de negocios de la industria y en las entradas de pedidos industriales en agosto, del 3,6% y del 4,5%, respectivamente, o el desplome del 63% de la inversión extranjera en el primer semestre; contrastan con el ímpetu de la contribución al PIB de la inversión en maquinaria y bienes de equipo, que pasó de caer un 1,7% en el segundo trimestre a dispararse un 7% en el tercero.

La caída de la inversión en vivienda, del 2,6%, y de la construcción (-1,3%), en cambio, sí encajan con el aparente cambio de ciclo en el mercado inmobiliario, donde tanto los precios como las ventas tienden a la moderación por la debilidad de la demanda y la incertidumbre política y jurídica que vive el sector.

Ignacio de la Torre, economista jefe y consejero de Arcano Partners, encuentra una explicación al mejor comportamiento de la demanda, que ya contemplaba en sus previsiones: “En el segundo trimestre la remuneración de los hogares creció un 5% y, en el tercer trimestre, un 4,7%. Esto, con una inflación en el 0,1% como la actual, o dispara la tasa de ahorro, o dispara el consumo”. Teniendo en cuenta que la tasa de ahorro escaló a máximos de los últimos 10 años en el segundo trimestre, y que el entorno de bajos tipos de interés no da rentabilidad y desincentiva el ahorro, “era de esperar que la demanda aumentase”.

La debilidad de la economía sí queda patente en la evolución del empleo, que subió un 1,8% interanual, siete décimas menos, y marca su peor registro desde el tercer trimestre de 2014. Un frenazo que va en línea con los datos de la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre, cuando la creación de empleo se frenó a su peor ritmo desde 2012. “Los costes salariales han subido (2,1%). Aquello que dijo el Gobierno de que la subida del salario mínimo no ha afectado al empleo no es verdad. Si suben los costes y se desacelera la economía, lo sufre el empleo”, advierte Francisco Cabrillo, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. La productividad, en cambio, sorprende con una fuerte subida, del 1,1%.

Consumo público

Si se comparan todos los componentes de la demanda agregada, resulta llamativo que el mayor crecimiento en tasa interanual lo experimenta el consumo público. “Esto de los viernes sociales y del gasto es preocupante en un entorno como el actual de desaceleración. Hace falta un gobierno que se ponga las pilas y se aplique más al gasto productivo”, advierte Rafael Pampillón, catedrático de la Universidad San Pablo CEU y profesor del IE Business School. Este comportamiento ya se observó en la última EPA, donde en los últimos 12 meses el empleo público crecía un 1,9% frente al 1,7% del privado.

Editorial / Página 2