Banco de España alerta: el déficit superará en 11.000 millones la meta del Gobierno

ENTRE 2019 Y 2020/ El supervisor estima que el déficit cerrará este año en el 2,5%, el mismo nivel que en 2018, pese al crecimiento económico. La institución mantiene su previsión de un alza del PIB del 2% para 2019 y del 1,7% en 2020.

Buenas y malas noticias. Es lo que trajo ayer consigo la actualización de las proyecciones macroeconómicas del Banco de España para el periodo 2019-2022. Las buenas nuevas proceden del mantenimiento de las previsiones de PIB, que se sitúan en el 2% para este ejercicio y en el 1,7%, 1,6% y 1,5% para los tres siguientes, los mismos pronósticos que en el informe de septiembre, en un contexto en el que si bien la economía prosigue su senda de gradual desaceleración, el peligro de una recesión parece a priori conjurado a medio plazo y en el que las últimas señales apuntan a una “estabilización” del ritmo de crecimiento en el cuarto trimestre, con un alza del PIB del 0,4%.

Sin embargo, toda moneda tiene dos caras y el reverso negativo de la actual situación en España es un notable deterioro de las cuentas públicas. El organismo que preside Pablo Hernández de Cos dio ayer un serio toque de atención al Ejecutivo en funciones de Pedro Sánchez al elevar en una décima su previsión de déficit para 2019, hasta el 2,5%, medio punto porcentual por encima del objetivo fijado por el Gobierno, y en tres décimas su estimación para 2020, que sitúa en el 2,1%, cuatro décimas superior a la meta que defiende el gabinete socialista.

Un año perdido

Es decir, el Banco de España alerta de que 2019 será un año perdido en el ámbito de la consolidación presupuestaria, con un déficit público prácticamente idéntico al registrado en 2018 a pesar del crecimiento económico y que apenas logrará reducir en cuatro décimas el año que viene (y en otras tres en 2021), gracias exclusivamente al efecto favorable del ciclo económico, ya que el saldo estructural, aquel que es independiente de la marcha de la economía y en el que ahora pone el foco de la vigilancia Bruselas, “no mostrará cambios significativos”.

Entre los pronósticos del supervisor y del Gobierno para 2019 y 2020 hay una variación de 0,9 puntos porcentuales de PIB; esto es, si se cumplen los vaticinios del Banco de España, el déficit superará en unos 11.400 millones de euros los objetivos que el Ejecutivo comunicó a la Comisión Europea el pasado octubre para estos dos ejercicios. Una desviación que ascendería a más de 6.200 millones este año y a otros 5.200 millones el que viene.

En el caso de 2019, el Banco de España ha elevado en una décima su previsión de déficit respecto a la que anunció en septiembre por la desaceleración de los ingresos públicos y en particular del pago fraccionado de octubre del Impuesto de Sociedades, que compara con un 2018 en el que la recaudación fue muy elevada, y por el incremento del gasto público. En 2020 y 2021 (con déficits previstos del 2,1% y 1,8%, respectivamente), el desajuste será aún mayor, de hasta tres décimas sobre lo estimado con anterioridad: una décima como consecuencia del efecto arrastre del mayor déficit de este año; otra por los gastos no recurrentes, y una tercera por la previsión de la subida de las pensiones con el IPC, explicó el director de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce. En el plan presupuestario remitido a Bruselas en octubre, el Gobierno de Sánchez estimó en unos 1.400 millones el coste para las arcas públicas de revalorizar las pensiones con la inflación solo en 2020.

El supervisor intensifica así las alertas sobre la deriva de las cuentas públicas en un escenario de Presupuestos prorrogados desde 2018 y de incertidumbre sobre las futuras políticas económicas, toda vez que España sigue sin contar con un Gobierno estable. Aunque el Banco de España es quizás el más pesimista (¿o realista?), la mayoría de grandes organismos nacionales e internacionales no ve factible la meta del Gobierno de recortar el déficit al 2% este año. Así, la OCDE, el FMI y la AIReF prevén un desfase del 2,2% respectivamente, mientras que Bruselas lo eleva al 2,3% del PIB.

Pese a que la demanda interna seguirá tirando del carro de la economía ante un sector exportador menos vigoroso que en el pasado, gracias a un mejor comportamiento del consumo privado de lo estimado hace tres meses, el supervisor advierte que ha detectado ya cierta debilidad en las nuevas operaciones de crédito al consumo, lo que se une a un repunte de la tasa de ahorro propio de los tiempos de incertidumbre y al previsible agotamiento de la demanda embalsada de bienes duraderos que se generó durante la crisis.

Freno en el empleo

Además, avisa de que la contribución del consumo de los hogares al PIB descansará más en la subida de los salarios, que crecerá alrededor de un 2% anual, que en la creación de empleo. De hecho, el supevisor prevé que el ritmo de crecimiento del mercado laboral se amolde al progresivo enfriamiento económico; esto es, se seguirá generando empleo pero a tasas más modestas que años atrás. De ahí que el Banco de España haya empeorado sus perspectivas de reducción de la tasa de paro, que apenas bajará una décima este año respecto a 2018, hasta el 14,3%, y aunque acelerará su mejoría el año que viene y el siguiente, habrá que esperar hasta 2022 para verlo por debajo del 13%.

Pese a la aparente estabilización del enfriamiento económico, el Banco de España advierte de la necesidad de no bajar la guardia ante los riesgos exteriores: no se pueden descartar nuevas sorpresas desagradables sobre la guerra comercial ni tampoco ha desaparecido la incertidumbre asociada al proceso de divorcio de Reino Unido de la UE.

Editorial / Página 2