La banca lucha por bajar los costes

Desde el momento álgido de la crisis en 2012, la banca española ha realizado un profundo ajuste, reduciendo sus sucursales casi a la mitad y con recortes de plantilla pactados para más de 90.000 empleos. Este costoso ejercicio se ha realizado en paralelo al saneamiento de la cartera inmobiliaria dañada y a las millonarias inversiones a las que se ha visto abocado el sector en tres áreas: cumplimiento normativo, tecnología y digitalización. En este período, los gastos de explotación agregados han pasado de casi 29.000 millones en 2012 a una estimación de 26.200 millones en 2019 según la extrapolación hecha por EXPANSIÓN sobre el cierre del tercer trimestre. Pero aunque los gastos generales registran una caída de casi 10%, su porcentaje sobre activos apenas ha disminuido por el aumento de gastos relacionados con las tres áreas mencionadas. El Banco Central Europeo calcula que la rentabilidad mínima de la banca para cubrir su coste del capital en las actuales condiciones del mercado es del 10% y considera que las entidades tienen todavía margen para mejorar su eficiencia, aún admitiendo que la situación de tipos negativos es un reto para el sector. A poco de comenzar la temporada de resultados empresariales relativa al cuarto trimestre, los principales analistas están ya publicando sus estimaciones para el sector en 2020, cuyo denominador común es la dificultad de aumentar ingresos y un escenario de escaso o nulo crecimiento del beneficio agregado.