Sánchez diseña un Gobierno de alto perfil económico para calmar a los mercados

MENSAJE/ El presidente busca proyectar una imagen de compromiso con el rigor económico y presupuestario ante los recelos que suscita su alianza con Podemos. Fitch advierte de que, pese a la formación de Gobierno, la incertidumbre persistirá.

Con la mirada puesta en los mercados y en los grandes organismos internacionales, Sánchez ha impregnado su Consejo de Ministros con una gruesa pátina económica con la que quiere proyectar una imagen de compromiso con la ortodoxia financiera frente a las veleidades populistas e intervencionistas de Podemos. El líder del PSOE es consciente de que su Gobierno de coalición se encuentra en el foco no solo de Bruselas, que reclama medidas urgentes para reducir el déficit y la deuda, sino de los grandes agentes económicos nacionales e internacionales, cuyas decisiones de inversión dependerán de la orientación de la política económica del nuevo Ejecutivo.

Aunque la economía se ha visto relegada a un segundo plano en los últimos meses, eclipsada por el desafío separatista y por el prolongado bloqueo institucional, España afronta serios desafíos en el horizonte, entre los que sobresalen la desaceleración de la actividad, con efectos palpables ya en el consumo privado y la creación de empleo; el impacto del Brexit, al que España está especialmente expuesta; la recuperación de la senda de consolidación presupuestaria, la reforma de las pensiones y la Seguridad Social, o la financiación autonómica. En este escenario se enmarca el refuerzo del perfil económico del nuevo Gobierno, que tendrá en la vicepresidencia de Nadia Calviño y en su defensa de la rectitud presupuestaria su mascarón de proa. Calviño, que volverá a presidir la Comisión Delegada de Asuntos Económicos y pilotará la transformación digital y la modernización de la Administración Pública, coordinará hasta una decena de carteras con contenido económico. Entre ellas despunta la vicepresidencia de Transición Ecológica, que bajo la batuta de Teresa Ribera, afrontará la reforma de un sector de enorme calado económico, el energético, imponiendo la hoja de ruta medioambiental del PSOE ante al mayor intervencionismo que defienden sus socios de Podemos.

María Jesús Montero repite al frente de la poderosa cartera de Hacienda, piedra angular del área económica de todo Ejecutivo, labor que compaginará con la portavocía del Gobierno. Sus grandes retos serán pactar los Presupuestos de 2020, de los que podría depender la continuidad o no de la legislatura, y acometer la largamente postergada reforma de la financiación autonómica, un desafío de enorme envergadura.

El perfil ortodoxo del nuevo gabinete se ha visto también reforzado con la inesperada incorporación de José Luis Escrivá, hasta la fecha presidente de la Autoridad Fiscal (AIReF), como ministro de Seguridad Social. Escrivá, nombrado por el Gobierno de Rajoy y Pepito Grillo del Ejecutivo respecto a la sostenibilidad de las cuentas públicas y los desequilibrios presupuestarios, será ahora el responsable de buscar fórmulas para evitar el colapso del sistema de pensiones y de la deficitaria Seguridad Social.

A su designación se une la de la jurista Arancha González Laya, experta en comercio y relaciones internacionales, al frente de un Ministerio de Exteriores que tendrá una notable carga económica, porque el nuevo Gobierno considera prioritaria la “diplomacia económica”.

El equipo económico de Sánchez se completa con el incombustible José Luis Ábalos al frente de la nueva cartera de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (hasta ahora Fomento), que abarcará áreas que van desde las infraestructuras al sector del taxi; con Reyes Maroto, que repite al frente de Industria, sector que atraviesa horas bajas tanto en España como en Europa, y con Luis Planas, que seguirá al frente de Agricultura, un área plagada de desafíos como la negociación de la PAC o los aranceles de Trump. Del ala económica penderán también dos de los ministerios adjudicados a Podemos: Trabajo, en manos de Yolanda Díaz, representante de la confluencia gallega, y Alberto Garzón, el líder de IU, al frente de Consumo. Ambos con competencias bastante acotadas y difuminados en el entramado económico diseñado por Sánchez.

Incertidumbre política

El efecto tranquilizador buscado por Sánchez con este diseño no ha calado aún en los agentes económicos. La agencia de ráting Fitch advirtió ayer de que, pese a la formación de Gobierno, la incertidumbre política no ha desaparecido. La agencia resalta que el nuevo Ejecutivo se sustenta sobre una exigua minoría, supeditada además a los secesionistas de ERC y Bildu, lo que, en su opinión, suscita dudas sobre la longevidad del Gobierno y su capacidad para sacar adelante políticas económicas. Fitch alerta de que el escenario político podría agudizar la “desaceleración cíclica” que sufre la economía española si acaba dañando su competitividad. La firma de calificación, que anticipa que podría revisar sus proyecciones fiscales dependiendo del contenido final de los Presupuestos de 2020, se suma así a las advertencias de las otras dos agencias de ráting, S&P Global y Moody’s, que el martes pasado mostraron sus dudas sobre la capacidad del nuevo Gobierno de cumplir con los objetivos de déficit, al tiempo que advirtieron de los efectos perniciosos que sobre la economía española y, por ende, sobre la calificación de la deuda soberana, tendría la reversión de reformas estructurales como la del mercado laboral.

Editorial / Página 2