El Eurogrupo se abre a un fondo de rescate pero rechaza los ‘coronabonos’

MUTUALIZAR DEUDA EUROPEA/ Los ministros de Economía de la eurozona enfrían la petición de España, Italia y Francia de emitir bonos europeos, pero pactan un fondo de rescate dotado con 410.000 millones.

La crisis del coronavirus está poniendo de nuevo a prueba las costuras del proyecto europeo, pero no parece que la pandemia, que según el FMI puede provocar una recesión tan grave “o peor” que la de 2008, haya podido ablandar la férrea postura de Alemania y de sus socios del club de la ortodoxia, como Austria y Holanda, alérgicos a la mención a una posible mutualización del riesgo en la UE.

En la tercera reunión del Eurogrupo para acordar medidas que mitiguen el impacto económico del coronavirus, que tuvo lugar ayer por videoconferencia, los ministros de Economía y Finanzas de los halcones europeos lograron enfriar la petición de España, Italia, Francia, y el propio Banco Central Europeo, de emitir “coronabonos”, es decir, deuda respaldada por todos los países. El presidente del Eurogrupo, el portugués Mário Centeno, dijo que no fue posible encontrar una solución. No obstante, el comisario de Economía, el italiano Paolo Gentiloni, se encargó de precisar que la opción sigue sobre la mesa.

En lo que sí hubo consenso es en activar el fondo de rescate de la eurozona, dotado con 410.000 millones de euros. Los titulares de Economía de los 27 acordaron que el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) proporcione una línea de financiación específica para todos los países que quieran solicitar fondos para luchar contra la pandemia de coronavirus. También dieron luz verde a la cláusula propuesta por la Comisión Europea para suspender la senda de reducción de déficit, y así permitir a los países mayor margen de gasto en sus medidas fiscales para reactivar las economías ante el parón de actividad.

“Que los llamen eurobonos o coronabonos. Pero debería existir esa respuesta. No sólo para emitir deuda conjunta, sino para dar un mensaje político fortísimo de la Unión Europea al mundo”, afirmó ayer el presidente luso, António Costa, quien reclamó al mismo tiempo un gran plan de inversiones que “pueden llamar Plan Marshall, Von der Leyen, o lo que quieran”, idea que también reclaman los gobiernos italiano y español.

Aunque Angela Merkel no dio un portazo días atrás cuando se le planteó emitir deuda conjunta para hacer frente a una dramática situación que ella misma calificó como el “mayor desafío” desde la Segunda Guerra Mundial, sí lo hizo ayer su ministro de Economía, Peter Altmeier, quien pocas horas antes de la nueva videocumbre mantenida por el Eurogrupo, trazó una nítida línea roja: nada de “coronabonos”.

“Estamos dispuestos a evitar una nueva crisis de la deuda en Europa en lo que sea posible. Pero recomiendo prudencia cuando aparecen conceptos presuntamente geniales que son el regreso de otras ideas que ya se han desechado en el pasado”, afirmó el ministro germano, dejando patente su rechazo a una fórmula que ya se puso encima del tapete a raíz de la tormenta financiera.

Sobre el fondo de rescate, se basaría en las líneas de financiación preventivas del MEDE, una herramienta que hasta ahora nunca se ha usado y que permite dar préstamos a los países que encuentren problemas para acceder al mercado, pero que no necesitan un rescate total. Se concretó que los países puedan recibir fondos equivalentes de hasta el 2% de su PIB y sujetos a unas condiciones que, sin embargo, los ministros no precisaron, dejando la pelota en el tejado de los jefes de gobierno en su próxima cumbre. Centeno explicó que, “aunque hay amplio apoyo en torno a estas características, se necesita más trabajo sobre los detalles” y que dependerá de los jefes de Estado y de Gobierno decidir la respuesta concreta de la UE en el Consejo Europeo telemático del próximo jueves.

Para la ministra española de Economía, Nadia Calviño, “hay que planteárselo como un instrumento para no ser activado”. Calviño aseguró que España no se plantea aaceder al fondo de rescate, esencialmente porque todos los países de la zona euro tienen garantizado el acceso a los mercados tras la macroinyección de 750.000 millones anunciada por el BCE.