Un frenazo mayor, una salida más lenta

La economía española se dirige de forma irremediable a un desplome que podría ser hasta del 10% del PIB por las medidas cada vez más estrictas para tratar de frenar los contagios del coronavirus Covid-19. Frente a una recesión corta y limitada a ciertos sectores como el turismo y el comercio, como se estimaba al inicio de la pandemia, los expertos consultados por EXPANSIÓN apuntan ya a una depresión prolongada de la que a la economía española también le costará salir más tiempo de lo previsto hasta el momento. La dimensión que ha adquirido la emergencia sanitaria en nuestro país a lo largo de las últimas semanas, con 78.797 contagiados y 6.528 fallecidos hasta el día de ayer, configura un escenario prolongado de parálisis económica para priorizar el control de la emergencia sanitaria.

Medidas más duras. Ante este agravamiento de la situación, el Gobierno se vio forzado ayer a endurecer las medidas de confinamiento en otro Consejo de Ministros extraordinario celebrado sólo dos días después del anterior, a pesar de que Sánchez había afirmado varias veces en la última semana que no era necesario aumentar las restricciones, como le reclamaban de forma insistente los ejecutivos autonómicos de Andalucía, Cataluña o Murcia, porque según él España ya había dispuesto las medidas más duras de toda Europa. Pero el permiso retribuido recuperable de dos semanas de duración a partir de hoy impuesto a todos los trabajadores de los servicios no esenciales que no estuvieran teletrabajando o fuesen afectados por un ERTE equivale casi a un cierre completo de la actividad económica, por más que la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, tratase ayer de negarlo. Por otro lado, el retraso en la llegada del nuevo material sanitario que Sánchez reconoció ante los presidentes autonómicos con los que se había reunido nuevamente por videoconferencia vuelve a demostrar que el Gobierno no es capaz de anticiparse a los acontecimientos y que toda su gestión en esta inédita situación de emergencia sanitaria está siendo reactiva. Esa falta de previsión es lo que explica los cambios permanentes de criterio del Ejecutivo y que la evolución de las cifras no esté siendo la esperada con las medidas de confinamiento y distancia social en vigor desde la declaración del estado de alarma el pasado día 14.

Aumenta la factura económica. Con este mayor parón de la actividad productiva para reducir el ritmo de propagación por España de la nueva enfermedad, lógicamente la factura económica aumentará. Lo que tensionará las arcas públicas por el previsible incremento de los expedientes de regulación de empleo temporales una vez que el Ejecutivo encareció el viernes los despidos por causas económicas relacionadas con el Covid-19 y aumentará las dificultades de las pymes y los autónomos para sobrevivir a coyuntura tan complicada y de imprevisible duración a la vista de cómo han evolucionado los contagios. De hecho, las patronales reclamaron al Ejecutivo ayudas adicionales para evitar que la mayor parálisis de la actividad económica provoque una cascada de cierres empresariales con la consiguiente destrucción de un tejido productivo que será vital para que España pueda salir de forma rápida y con un crecimiento robusto de la recesión en ciernes.

Evitar la senda errónea. En este sentido, cobran si cabe más importancia las medidas que se adopten para facilitar la recuperación de la economía tras la forzada “hibernación” por decreto. Y es aquí donde los expertos señalan uno de los principales hándicaps de nuestro país, ya que los planes “de reconstrucción” del Gobierno socialcomunista, que pasan por aumentar el tamaño del Estado y el gasto público mediante una fuerte subida de los impuestos a familias, empresas y ahorradores, serían un pesado lastre para un tejido productivo debilitado por el fuerte shock de oferta y demanda. Sánchez debe desoír las demandas populistas de Podemos y optar, como han hecho en otros países europeos, por aliviar la presión fiscal y dar más flexibilidad a las empresas.