Pocos mimbres para un compromiso nacional

El Pleno extraordinario del Congreso de los Diputados que validó ayer la prórroga hasta el próximo día 26 del estado de alarma decretado hace casi un mes también sirvió para escenificar las profundas diferencias entre los principales partidos respecto a cómo afrontar la salida de la emergencia sanitaria y económica actual. Pedro Sánchez verbalizó al fin su oferta a la oposición, las comunidades autónomas y los agentes sociales de “un gran pacto por la reconstrucción” que emule los Pactos de la Moncloa contra la crisis económica de 1977. Pero la acogida de la mayoría de los grupos de la Cámara permite albergar escasas esperanzas de que sea posible un compromiso de tal calibre para la recuperación económica y social. Primero por la persistente polarización del debate político y por el empeño de Sánchez por contar con quienes atacan el sistema democrático actual –Podemos y los independentistas– para esta tarea histórica. Pero también porque antes sería imprescindible partir de un diagnóstico correcto de la gestión del Gobierno en las últimas semanas, y ello no será posible mientras no haga un sincero ejercicio de autocrítica y pida disculpas públicamente por los errores de bulto cometidos, desde ignorar las advertencias de la OMS sobre la enfermedad hasta la desastrosa administración de las compras urgentes de suministros sanitarios, pasando por el despilfarro de fondos públicos previo al shock. Y, además, que el Ejecutivo esté dispuesto a aceptar las ideas de la oposición y de los empresarios para salir de la crisis, y no aspire a imponerles como un trágala las recetas caducas de socialistas y comunistas bolivarianos.