Los bancos aumentarán el volumen de provisiones

CONSECUENCIAS DE LA CRISIS/ LOS RESULTADOS DEL PRIMER TRIMESTRE DESCENDERÁN POR LA MAYOR PRUDENCIA DE LAS ENTIDADES ANTE EL DETERIORO DE LAS CUENTAS FUTURAS.

Los responsables de las entidades financieras ultiman estos días, en constante contacto con los equipos de supervisión del Banco Central Europeo, el cierre de las cuentas de resultados del primer trimestre que se harán públicas en la última semana del mes.

La discusión que mantienen con aquellos, con las consultoras y los miembros de los equipos de auditoría externa es hasta dónde pueden llegar en la dotación de provisiones que permita prepararse para el futuro inmediato, pero que al tiempo no signifique enmascarar un trimestre que, en general, se habría calificado de bueno si no hubiera estallado con toda su crudeza la crisis del coronavirus.

Desde hace tiempo, y ante la desaceleración económica que se vislumbraba (nada que ver con la que efectivamente está teniendo lugar), los supervisores recomendaban prudencia a los bancos a la hora de anunciar resultados y, sobre todo, a la de repartirlos a sus accionistas por entender que había que guardar un equilibrio entre la remuneración del capital y el reforzamiento de la solvencia de los bancos.

En el caso español estas llamadas a la prudencia eran un poco más intensas porque el sector en su conjunto se sitúa, en términos de solvencia, por debajo de sus competidores europeos. Ni el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ni la subgobernadora, Margarita Delgado, perdían la ocasión en cada intervención pública o privada para recomendar esa prudencia.De hecho, al cierre del año pasado, los bancos mantuvieron sus dividendos, alguno lo redujo ligeramente, mayoritariamente en lugar de aumentarlos.

Pero la crisis sanitaria ha trastocado todos los planes. La actividad comercial de los bancos nacionales durante el primer trimestre, incluso con lo ocurrido en la segunda mitad de marzo, ha sido relativamente buena en línea con lo que tenían previsto en sus presupuestos los bancos. Había un cierto repunte de la inversión crediticia y los mercados permitían un crecimiento de las comisiones por gestión de activos. Y los modelos de riesgo de los bancos no mostraban un deterioro apreciable del coste del crédito. De hecho, la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, lo reconoció en la pasada junta de accionistas del banco, cuando dijo que la evolución del negocio había sido buena en los primeros meses.

Hasta que llegó la crisis y la paralización de la economía. La demanda de créditos para cosas distintas que hacer frente a las obligaciones de pago más inmediatas por parte de empresas y autónomos se paralizó por completo, especialmente en lo que se refiere a créditos hipotecarios y financiación al consumo de bienes duraderos. Pero no ha dado tiempo a que la morosidad repunte al haber pasado apenas dos semanas de crisis en el trimestre de cara a los resultados trimestrales. Al tiempo, los mercados se hundieron y es ahora, en abril, cuando parece que algunos están repuntando con cierta fuerza.

Los supervisores, a la vista de esta nueva situación, redoblaron la presión sobre los bancos para que redujeran al mínimo el reparto de dividendos de 2019 y aplazaran hasta después del verano cualquier decisión sobre los de 2020. Además, anunciaron una relajación de los requisitos regulatorios a la hora de clasificar los créditos nuevos y las renovaciones de antiguos.

En este contexto es en el que los bancos tienen que publicar sus resultados trimestrales en unos días. Los resultados antes de provisiones son buenos, pero se tiene seguridad de que no va a ocurrir lo mismo en el segundo trimestre y, posiblemente, tampoco en los siguientes, aunque las normas contables aplicables retrasen varios meses la aparición de la morosidad latente que la crisis económica va a provocar.

“No hay ninguna recomendación oficial [respecto a que incrementemos las provisiones] ni parece que vaya a haberla”, señalan en uno de los grandes bancos nacionales, aunque se admite que desde los supervisores se sigue recomendando la máxima prudencia, “y es evidente que la prudencia nos va a llevar a todos a incrementar las provisiones más allá de lo que hubiéramos hecho en un trimestre normal”.

Para ello, porque la normativa impide hacer provisiones genéricas, los bancos deben extremar sus cálculos de manera que puedan justificar un incremento de las provisiones más allá de lo que sus indicadores de riesgo les muestran.

Por un lado, es evidente que el volumen de negocio les va a descender, por lo que los ingresos previstos serán menores, ya que va a haber una menor actividad comercial durante un tiempo y no se conoce cuando se va a recuperar.

Además, la utilización de las herramientas tecnológicas, junto con la experiencia que tienen acumulada sobre cómo evoluciona la morosidad en función de las “añadas” en que se dieron los créditos, les permitirá calcular con relativa exactitud, en función del deterioro de su balance y por lo tanto de las pérdidas esperadas, el volumen de provisiones que deben empezar a efectuar ya para evitar problemas más adelante. En todo caso, al tratarse de una crisis provocada por un shockexterno no está claro que en esta ocasión las experiencias anteriores sirvan de guía ahora.

De todas formas, los supervisores no solo no pondrán problemas porque pueda haber un exceso de conservadurismo sino que lo celebrarán sin duda. Como ejemplo, basta ver lo que está pasando en Estados Unidos, donde los grandes bancos han registrado un fuerte descenso de los beneficios, entre el 40% y el 70% sobre los comparables del año anterior, debido no a la caída del negocio sino al aumento de las provisiones para plantar cara a lo que se avecina.