Las empresas urgen a recuperar ya la actividad

DESESCALADA/ Los empresarios reclaman relanzar la actividad económica para evitar un mayor desplome del PIB, ya que eso podría llevar a un mayor incremento del paro y a una salida de la crisis mucho más lenta. Además, solicitan una hoja de ruta sobre las condiciones que se exigirán en cada sector y apoyo financiero para poder implementarlas.

¿Cuándo hay que recuperar la actividad? “Lo antes posible”, es la respuesta prácticamente unánime de la mayoría de las patronales y asociaciones empresariales, que señalan que seguir con la economía paralizada elevará el número de despidos y reducirá la capacidad de resistencia de las empresas, llevando a muchas de ellas a la quiebra. Además, también urgen al Gobierno a que diseñe las líneas maestras de que lleven a la desescalada del confinamiento, de forma que las empresas se puedan hacer cargo de cuántos meses de actividad van a tener y en qué condiciones y puedan ir preparando las medidas para volver a abrir.

El presidente de Gestamp y del Instituto de la Empresa Familiar, Francisco J. Riberas, ha sido uno de los primeros en plantear estas reclamaciones cuando reclamó ayer la vuelta a la actividad “lo antes posible” porque con el confinamiento el tejido productivo “está destrozándose”, lo que dificultará la supervivencia de las empresas y el empleo. Riberas defendió en una entrevista en Antena 3 que “todos los sectores” tienen que “empezar a trabajar lo antes posible” porque son las empresas privadas las que “tienen que tirar adelante” en esta situación.

Sin embargo, no es el único empresario en esta situación, ya que también la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), señala que “cuanto menos tiempo dure esta etapa de fuertes restricciones a la actividad empresarial y antes se implemente una estrategia urgente y bien enfocada de salida, menos actividad y empleo se perderán”, por lo que habla de volver a poner en marcha la actividad lo más rápido posible para “minimizar los efectos de esta crisis en términos de destrucción de tejido productivo y desaparición de empresas”.

¿Cuál es la diferencia entre retomar la actividad en las próximos semanas y hacerlo en los próximos meses? Fundamentalmente, que cada semana de parón le cuesta a la economía española cerca de 20.000 millones de euros, de acuerdo con un reciente estudio del Instituto IFO, por lo que mantener el confinamiento más tiempo del necesario puede llevar a la pérdida de varios puntos adicionales de PIB, lo que a su vez podría implicar que la actividad tarde en recuperarse hasta un año más de lo previsto.

Y en términos de empleo, un retraso innecesario en la desescalada de las medidas frente al coronavirus puede suponer también varios cientos de miles de parados más, o bien que muchos ERTE se conviertan en ERE definitivos. De hecho, los expertos ya hablan de que la tasa de paro puede volver a los peores niveles de la última recesión, aunque sea de forma puntual. Y esto a su vez retrasaría mucho la recuperación potencial de la economía, ya que implicaría que el desplome de la demanda sería muy persistente en el tiempo. Y todo ello, a su vez, agravaría el déficit y la deuda pública.

Sin embargo, tampoco la desescalada está exenta de riesgos, ya que podría implicar un nuevo brote de la pandemia que llevara a un nuevo cierre de la actividad. Además, también hay que tener en cuenta que muchos de los sectores paralizados tampoco tienen por qué tener una demanda que los sostenga en este preciso momento, por lo que su reapertura no tiene por qué implicar una recuperación rápida de la economía ni garantizar la sostenibilidad del empleo.

Además, otra cosa que hay que tener en cuenta son las medidas necesarias para mantener abiertos los distintos negocios, que tienen un coste. Por este motivo, los empresarios reclaman una hora de ruta que permita anticipar cuándo se va a reactivar cada sector y en qué condiciones, de forma que los empresarios puedan valorar si les compensa afrontar las nuevas medidas de seguridad para seguir operando o si les conviene tratar de mantener el empleo durante los meses en los que el coronavirus siga incidiendo en su actividad. Además, los empresarios plantean que sea el Ejecutivo quien se haga cargo de estas medidas.

Sobrecostes

“Ya que las empresas están asumiendo un elevado coste en un momento de gran fragilidad de sus finanzas, los gastos vinculados directamente a estos nuevos protocolos deberían ser deducibles de la cuota del Impuesto de Sociedades”, señala John de Zulueta, presidente del Círculo de Empresarios. También Miguel Garrido, presidente de CEIM, aboga por “dar mensajes claros de qué sectores y en qué condiciones deberían ir volviendo y dar instrucciones para que esto no suponga un riesgo para trabajadores y clientes”. “Es urgente indicar cómo va a ser la reactivación para qué la gente pueda planificarla, sabiendo en qué condiciones, para hacer provisiones. Hay que eliminar la incertidumbre”, añade.

Hay que tener en cuenta que muchos sectores pueden cambiar mucho en los próximos meses, hasta el punto de resultar mucho más caros o de no ser viables en absoluto. Es el caso del transporte aéreo, ya que por ejemplo obligar a dejar un espacio en medio de cada pasajero puede llevar a que los aviones operen al 20% implicaría una fuerte subida de tarifas, que desmoralizaría a los visitantes. Y lo mismo sucede si se permite ir a las playas pero se fijan unas condiciones que las hagan imposibles de disfrutar.

Por otra parte, distintos sectores plantean cambios drásticos para sobrevivir después del coronavirus. Eduardo Zamácola, de Acotex, plantea eliminar los probadores en las tiendas de ropa y flexibilizar las devoluciones, de forma que los clientes puedan probarse la ropa en su casa y, si no les queda bien, pueda volver a las estanterías después de ser correctamente desinfectada. Sin embargo, todo ello implica unos costes que las empresas no tienen capacidad para asumir ahora.

Páginas 3 y 4 / Los planes de desescalada de las grandes empresas