El Eurogrupo pacta rescates blandos a diez años sin ‘hombres de negro’

CUMBRE/ Los ministros de Economía de la UE acuerdan los términos de los préstamos del MEDE, que no tendrán condicionalidad macro. España podría solicitar hasta 24.000 millones, pero no prevé acudir.

Entre rumores de que el portugués Mário Centeno habría decidido ya no optar a ser reelegido para un nuevo mandato al frente del Eurogrupo (su cargo expira en julio), los ministros de Economía y Finanzas de la UE lograron sellar ayer las condiciones de los préstamos del fondo de rescate europeo, el MEDE, a los que podrá acogerse cualquier país de la zona euro. Tras una teleconferencia de menos de tres horas de duración, en contraste con las tensas y maratonianas jornadas de semanas anteriores, el Eurogrupo acordó que los créditos del MEDE, hasta 240.000 millones, se otorgarán a un plazo máximo de diez años, en condiciones muy favorables y con una condicionalidad laxa, vinculada esencialmente a que los fondos se destinen a digerir los costes sanitarios derivados de la pandemia.

Es decir, serán rescates blandos, sin las condiciones draconianas ni las exigencias de ajustes que llevaron aparejadas las operaciones de salvamento realizadas tras la crisis financiera de 2008. Y, por tanto, no habrá troika ni visitas sobre el terreno de los hombres de negro de la Comisión Europea, el BCE ni el MEDE, un aspecto en el que ha insistido mucho Bruselas para evitar, precisamente, el estigma del rescate, palabra que provoca alergia en países como España e Italia. “No hay condiciones vinculadas a este instrumento”, aseguró el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, quien añadió que “está disponible para todos, tiene unas condiciones estandarizadas para acceder y no hay ninguna especie de troika. Esto es muy importante enfatizarlo”.

A España le corresponderían hasta 24.000 millones. Aunque la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, calificó el acuerdo de “un paso más en la buena dirección para la zona euro”, el Ejecutivo español descarta de momento acogerse al salvamento crediticio de la UE, sea duro o blando. “Nos parece bien que exista el MEDE, pero en este momento España está encontrando buena acogida en los mercados”, aseguró ayer por la mañana la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, mientras que Calviño dejó meridianamente claro la víspera que las medidas de liquidez basadas en créditos “no dan una respuesta europea verdaderamente sólida de largo plazo”. Y es que el Gobierno español insiste por activa y por pasiva en la puesta en marcha de un fondo de reconstrucción de alrededor de 1,5 billones con transferencias directas y no créditos; esto es, ayudas a fondo perdido que no engrosarían ni el déficit ni la deuda y, por tanto, no abocarían a España a ajustes muy severos en el futuro.

Se prevé que la activación del fondo de rescate, que aún debe pasar por el filtro de algunos parlamentos nacionales, como los de Alemania y Países Bajos, y del consejo de gobierno del propio MEDE, sea ya una realidad a mediados de mayo. La línea de créditos se mantendrá abierta hasta el 31 de diciembre de 2022; es decir, durante dos años y medio, lo que da idea de la magnitud de los destrozos del coronavirus y de que la recuperación será más lenta de lo previsto hace solo unos meses. Una vez solicitados y aprobados los fondos, habrá un periodo inicial de doce meses para gastarlos, aunque ampliable en seis meses por dos veces. El MEDE ha fijado un techo a los préstamos: cada Estado podrá solicitar, como máximo, el equivalente al 2% de su PIB. El precio, en principio, será un exiguo 0,1%, porcentaje que, no obstante, podría incrementarse porque se calculará sobre la base de los costes de financiación del MEDE.