La UE blindará sus empresas estratégicas frente a cazadores de ‘gangas’ chinos

ESCUDO ANTIOPAS/ Bruselas extremará el control sobre inversores extracomunitarios que cuentan con apoyo financiero

de sus Estados y pretendan adquirir participaciones de control o superiores al 35% en el capital de compañías europeas.

La mejor defensa no siempre es el ataque, sino un blindaje sólido como el que pretende erigir la UE entre sus compañías estratégicas y los compradores oportunistas extracomunitarios ante el hundimiento del valor de las empresas europeas que ha provocado el coronavirus. Un tsunamique ha arrasado buena parte del tejido empresarial a su paso y ha dejado a tiro de opa a muchas compañías de sectores clave: aerolíneas, energéticas, telecos, bancos...

Para frenar la irrupción de inversores no deseados en áreas estratégicas, la Comisión Europea perfila nuevas medidas de control sobre las inversiones de grupos de terceros países, con especial énfasis en aquellas compañías que cuentan con un fuerte respaldo estatal, lo que apunta directamente a China, donde el Estado es omnipresente en la actividad empresarial. En concreto, el Ejecutivo comunitario extremará la vigilancia sobre aquellas operaciones que supongan la toma de participaciones de control, o superiores al 35% del capital, en empresas de la UE por parte de compañías que se benefician de subsidios públicos, según han explicado a EXPANSIÓN fuentes de Bruselas.

Notificación de la compra

Aunque la iniciativa se encuentra todavía en fase inicial –se prevé que a mediados de este mismo mes el Ejecutivo comunitario publique un documento con sus propuestas para evitar la distorsión competitiva que supondría la entrada de compradores extranjeros dopados con dinero público–, se prevé que obligue a los potenciales inversores a notificar las adquisiciones cuando se superen ciertos umbrales, como, por ejemplo, el importe de las ayudas públicas recibidas o la facturación de las empresas implicadas en la operación.

Antes de dar su plácet, la Comisión Europea podría imponer medidas correctoras, compromisos que, según las fuentes consultadas, serían similares a las exigidas en el control de concentraciones y que podrían implicar la venta o la segregación de activos.

La regulación que proyecta la UE, en la que aún quedan muchos interrogantes abiertos, como, por ejemplo, si afectará solo a las empresas con apoyo público o finalmente se extenderá a todas las compras de inversores foráneos, “debería ayudar a limitar la entrada de inversores, por ejemplo chinos, en empresas europeas en condiciones desiguales y restablecer el level playing field” (terreno de juego equilibrado), señala Edurne Navarro, socia de Uría Menéndez y experta en Derecho de la UE. “Se trata de proteger a las empresas europeas, que en ocasiones se han visto expuestas a adquisiciones en sectores estratégicos (energía, comunicaciones) facilitando un know howmuy valioso”, añade Navarro.

La relación entre Europa y China es la propia de dos importantes socios comerciales que no quieren azuzar el frente abierto por la Administración Trump contra el gigante asiático, pero que no está exenta de recelos y tensiones. El pasado abril, el presidente francés, Emmanuel Macron, criticó la gestión de China durante la crisis del coronavirus e incluso vertió dudas sobre el Gobierno de Xi Jinping. “Respeto las decisiones que ha tomado China, pero no seamos tan ingenuos como para decir que allí se ha gestionado mejor la situación. No lo sabemos. Hay cosas que han sucedido que no sabemos”, afirmó el mandatario galo. Sin embargo, quien más sospechas ha esparcido sobre la ventana de oportunidad que la propagación mundial del Covid-19 ha supuesto para China ha sido Donald Trump, quien ha llegado a acusar a Pekín de haber creado el virus en un laboratorio para “debilitar” a América.

Pero más allá de las teorías conspiranoicas del controvertido mandatario estadounidense, lo cierto es que la pandemia ha agrietado los cimientos de la economía global y ha desplomado el valor de sus empresas, convirtiéndolas en presas asequibles para los cazadores de gangas con musculatura financiera. En España, por ejemplo, Sabadell ha perdido más del 60% de su valor en lo que va de año; Bankia cede más de un 40% y Santander, CaixaBank y BBVA rondan el 30% de caída, mientras que IAG, el hólding que engloba a aerolíneas como Iberia y Vueling, vale hoy la mitad que hace cinco meses. Telefónica ha aguantado mejor el chaparrón, pero aun así se deprecia más de un 20%. En Italia, junto a España uno de los países más castigados por la pandemia, la cotización de Telecom Italia se ha devaluado más de un 30%, un porcentaje de caída similar al que registran bancos como Unicredit o energéticas como Eni. En Francia, Société Générale se hunde más de un 45% desde comienzos de año, mientras que otros bancos como BNP y Crédit Agricole rondan el 30% de pérdida, al igual que la automovilística Peugeot. La teleco Orange cae alrededor de un 15%. En Alemania, Lufthansa pierde cerca de un 30% pese a su rescate por el Estado germano; mientras que el fabricante de vehículos Daimler cae más de un 20% y la química Basf un 15%.

Ayudas de estado

Unos porcentajes de caída mitigados ahora por las últimas subidas en bolsa. A ello hay que sumar la relajación de las normas sobre ayudas de Estado por parte de Bruselas, que permitirá a gobiernos con músculo financiero como Alemania, Francia, o, en menor medida, Italia, acudir masivamente al rescate de empresas en apuros, como publicó EXPANSIÓN el pasado 23 de abril. Una situación que puede generar desequilibrios y distorsiones en el mercado interior, como han denunciado gobiernos como el español, y que no deja de tener un punto paradójico en un contexto en el que la UE quiere levantar un muro ante compañías extracomunitarias que, como las chinas, quieren aprovechar su fuerte respaldo público para extender sus tentáculos en Europa.

La iniciativa que elabora la Comisión Europea complementará otros mecanismos de supervisión, como el control de concentraciones o de inversiones extranjeras, en un contexto de autodefensa en el que los propios estados, incluido el español, han adoptado sus propias medidas de blindaje –ver información en página 20– ante la embestida del coronavirus, que ha acelerado el desarrollo de proyectos que ya estaban en la agenda. “Es una iniciativa que ya se había considerado hace meses, pero que encaja particularmente bien en el contexto actual de protección de los intereses europeos y nacionales en el marco de la crisis del Covid 19”·, afirma Edurne Navarro, quien añade que “siendo una medida novedosa, habrá de pasar los filtros de compatibilidad con los compromisos asumidos por la UE en organismos como la Organización Mundial del Comercio (OMC)”.

En el marco de este blindaje en un momento de especial vulnerabilidad, la UE baraja también la posibilidad de imponer tasas contra importaciones de productos de países terceros que impliquen generación de carbono, lo que afectaría de lleno a China, pero no solo a ella.

Editorial / Página 2