Los máximos del euro son un nuevo desafío para Lagarde

El Banco Central Europeo (BCE) ha salido al rescate de la economía de la región en esta crisis del coronavirus. Con un despliegue de estímulos sin precedentes, la autoridad monetaria ha logrado evitar que la crisis sanitaria mute en una nueva crisis de deuda. Sin embargo, pese a los billonarios programas de compras de bonos e inyecciones de liquidez puestos en marcha, las condiciones de financiación en términos relativos son ahora más duras para los gobiernos, empresas y familias de la zona euro que antes.

Los desplomes de las Bolsas al inicio de la crisis y su impacto en otros activos tensaron el índice sintético elaborado por el BCE con el que mide las condiciones de financiación de la zona euro en 180 puntos básicos hasta el 19 de marzo. A ese shock se sumaron los 70 puntos básicos (hasta quedar en el -2,5%), que impactó la apreciación del euro, que subió un 2,43%. En este índice, el 0% es la base y es la situación de las condiciones de financiación a 15 de enero, siendo el terreno negativo signo de un encarecimientode las condiciones.

Pero mientras que las bolsas comenzaron su recuperación tras los estímulos de la autoridad monetaria, la apreciación de la moneda comunitaria frente a una cesta formada por las divisas de los 19 mayores socios comerciales de la región no sólo no se ha detenido, sino que el euro se encuentra en zona de máximos anuales. “Las condiciones de financiación siguen siendo significativamente más duras que antes de la escalada de la pandemia”, aseguró Philip Lane, economista jefe del BCE, al explicar los estímulos lanzados en la última reunión.

El euro noestá poniendo las cosas sencillas al BCE, que confía todavía en la capacidad de las herramientas recién estrenadas –el pasado 4 de junio anunció un paquete adicional de compras de deuda de 600.000 millones– para que la expansión monetaria siga teniendo efecto sobre la economía. “Desde la perspectiva de la política monetaria, es esencial que las condiciones financieras sean lo suficientemente expansivas como para apoyar la recuperación económica y contrarrestar el shock negativo a la trayectoria de la inflación”, asegura Lane.

Además, en una crisis, la fortaleza de la divisa propia impacta en las exportaciones, que pierden competitividad de forma automática, lo que dificulta todavía más la recuperación. “El objetivo no es depreciar el euro, sino acomodar a la situación las condiciones de financiación, en las que el euro sólo es uno de los muchos elementos. Pero si la moneda sigue apreciándose, exigirá una respuesta mayor del BCE”, explican fuentes financieras.