El BCE adopta medidas para facilitar las fusiones bancarias en Europa

SUPERVISIÓN/ Ultima una consulta pública sobre los criterios para dar vía libre a las integraciones. Hará más transparente el proceso para mitigar las reticencias de la banca, al descontar mayor exigencia de solvencia.

El Banco Central Europeo (BCE) adopta medidas para allanar el camino a las fusiones bancarias en la zona euro. Desde hace años, el supervisor único viene alentando las integraciones para lograr ganancias de eficiencia que mejoren los deprimidos niveles de rentabilidad de los bancos. Éstos, coincidiendo en el diagnóstico, también llevan tiempo dejando entrever sus reservas. Entre otras, las entidades temen y perciben como un obstáculo a las fusiones la imposición por parte del BCE de mayores exigencias de capital al grupo integrado, de cara a garantizar su futuro. Estas reticencias afectan tanto a las operaciones transfronterizas como a las nacionales.

Para contrarrestar esta percepción, instalada entre los participantes del mercado y foco de atención del BCE en los últimos meses, el supervisor ultima el lanzamiento de una consulta pública sobre fusiones y adquisiciones. Está previsto que se presente en las próximas semanas, antes del inicio del periodo estival.

Cómo se evalúa

A través de la consulta, anticipada esta semana por Andrea Enria, presidente del supervisor único, el BCE detallará los criterios utilizados para evaluar los proyectos. La banca podrá realizar aportaciones, que se estudiarán por una eventual inclusión.

En particular, la institución concretará cómo evalúa la sostenibilidad del modelo de negocio del grupo, su sistema de gobernanza y la gestión de riesgos. También detallará el capital que la nueva entidad debe mantener en comparación con las ratio que presentan de partida los bancos que participan en la operación.

Otro aspecto clave será el tratamiento de los fondos de comercio [diferencia entre el precio pagado por una entidad y su valor contable]. Éste es un factor que cobra especial relevancia en el actual escenario, dado que los bancos europeos están cotizando, de media, al 30% de su valor en libros.

Con todo ello, el BCE quiere dotar al proceso de evaluación de más transparencia y hacerlo más previsible. Ante todo, debería contribuir a desterrar la idea de que, por defecto, el BCE exigirá más fondos propios a toda fusión que sea sometida a su escrutinio.

En España, el último intento de consolidación lo protagonizaron el pasado año Unicaja y Liberbank. Tras meses de negociaciones, las dos entidades dieron marcha atrás en mayo de 2019. Al margen de las discrepancias sobre el reparto de poder, se ha apuntado a los requerimientos de capital impuestos por el BCE como otro elemento que dificultó la unión.

En Alemania, Deutsche Bank y Commerzbank tampoco lograron el pasado año llevar a buen puerto su fusión. “Después de un análisis exhaustivo, hemos concluido que esta transacción no habría creado suficientes beneficios para compensar los riesgos de ejecución, los costes de reestructuración y los requisitos de capital asociados con una integración a gran escala”, justificaron.

Las trabas

El temor a un mayor recargo de capital es, en cualquier caso, uno de los obstáculos que frena la concentración.

El propio BCE viene reclamando desde hace tiempo a otras autoridades cambios legislativos fuera de sus competencias que eliminen trabas, especialmente a las fusiones paneuropeas.

Se considera necesario, por ejemplo, una regulación que permita una gestión integrada del capital y la liquidez de los bancos a escala europea. Tampoco existe un marco compartido en materias como la comercialización de productos o el régimen de insolvencias, lo que dificulta la generación de eficiencias.

En el caso de las operaciones transfronterizas, las sinergias de costes son limitadas por ser menores los solapamientos. Y las de ingresos, derivadas del acceso a nuevos mercados y clientes, generan bastante escepticismo entre los inversores, según sostienen los banqueros.

Las fusiones nacionales sí ofrecen una vía clara de reestructuración y reducción de costes pero, como contrapartida, son caras en términos de capital.