Un impulso a la reputación de la banca

La crisis por la pandemia es una oportunidad para la reputación bancaria, más allá de los desafíos que plantea al negocio de las entidades. La banca ha tenido desde el inicio un papel decisivo para paliar los efectos económicos del Covid-19. Con sus balances saneados y pese a un negocio renqueante, los bancos figuran en el escenario como un actor principal en la solución a la crisis, mientras en la financiera de 2008 estaban en el epicentro. Antes de la pandemia, los seis principales bancos tenían una ratio media de capital de máxima calidad cercana al 12% que exigían los mercados. Además, el conjunto del sector había reducido en un 69% el nivel de activos dudosos desde los máximos de finales de 2013. Con este buen punto de partida y la relajación normativa al sector para evitar el colapso del crédito, la banca ha ido incluso un paso por delante del Gobierno con las moratorias de crédito para paliar los efectos del Covid-19. A ello se sumó el acuerdo con Trabajo para adelantar las nóminas de los empleados en ERTE , y la movilización de 70.000 millones en préstamos con aval del ICO para garantizar liquidez a las empresas más afectadas en su negocio. Las entidades aprovechan la crisis para reivindicar su papel en la economía como canal de financiación. Pero será clave cómo afecte la pandemia a las cuentas de los bancos. Deberán capear una mayor morosidad y unos ingresos cada vez más ajustados, a lo que se suma la presión de los bajos tipos en el negocio y una esperada oleada de recortes de costes. Mientras llegan o no las reclamadas fusiones que permitan sinergias, los banqueros buscan demanda y clientes solventes. La cuestión es: ¿funciona la correa de financiación cuando este tipo de cliente escasea?