Tiempos de sacrificios para la banca

Eel Covid marca un antes y un después para la banca. Igual que lo hizo la crisis financiera de 2008. Y sus inversores vuelven a estar en el epicentro. La suspensión de los dividendos como medida de prudencia golpea a los accionistas en un momento en el que, además, los depósitos, con rentabilidades nulas, han dejado al ahorrador sin uno de sus productos favoritos. La rentabilidad media por dividendos del sector de más del 7% antes de la crisis no sólo se ha dinamitado, sino que, al mismo tiempo, las cotizaciones arrastran importantes pérdidas anuales. La eliminación de los dividendos tiene una doble cara. Por un lado, permite al sector fortalecerse en tiempos turbulentos, garantizando que la salud alcanzada con esfuerzos anteriores se mantenga. Y que la banca, en vez de convertirse de nuevo en un problema, sea ahora parte de la solución. El sacrificio que tienen que hacer los accionistas ha sido compensado en forma de mayor flexibilidad en el capital, una regulacion más favorable para las fusiones, un alivio en las provisiones para amortiguar el impacto de la crisis en sus cuentas, y un nuevo helicóptero de liquidez. Sería deseable que, una vez se contabilice el esfuerzo del sector con provisiones millonarias, los inversores reciban un guiño. Con la vuelta de algún pago, pero también con una mejora de su valor, al calor de las ayudas europeas a la economía.