Los frugales imponen recortes para sacar adelante el fondo europeo

CONSEJO EUROPEO HISTÓRICO/ Los líderes de los 27 negocian un plan de rescate más ‘frugal’. Incorporaría menos ayudas directas y vigilancia reforzada para que los países implementen reformas estructurales.

La urgencia por cerrar un plan de choque para salvar a la Unión Europea del colapso económico convirtió al Consejo Europeo de este fin de semana, que parecía abocado al fracaso desde el minuto cero, en una cumbre maratoniana para llegar a un consenso en apenas tres días. Pero el choque frontal entre los cuatro frugales, instalados en el no a un plan ambicioso; y Alemania, Francia, España e Italia, contrarios a un fondo europeo frugalizado, terminó dejando ver un abismo en el futuro de la Unión.

Al cierre de esta edición se había avanzado en las negociaciones, pero sin acuerdo. Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia se plantaron en que si de ahí salía un plan de rescate, sería con un buen tijeretazo. Alemania y Francia se negaron a bajar el listón.

Los líderes de los 27 se encerraron este fin de semana en un Consejo Europeo histórico en el que se juega el futuro de la Unión. Sobre la mesa, la negociación del presupuesto europeo para los próximos siete años y el plan de reconstrucción para ayudar a sus economías a salir de una catástrofe sin precedentes en la historia moderna, tras el impacto del Covid-19.

Después de tres días de encuentros y desencuentros quedó tan patente el abismo entre países como que hace falta sortearlo como sea. La propuesta de partida era un fondo de 750.000 millones de euros, dividido en 500.000 millones en ayudas directas y el resto en préstamos. Duró poco. El primer ministro holandés, Mark Rutte, al frente de los frugales y conocido como Mr.No, se plantó en que no aceptaría subsidios y menos si éstos se repartían sin condiciones (es decir, sin reformas). Rutte sabía que terminaría tragando con las ayudas, pero sólo después de dar un buen tijeretazo.

La siguiente propuesta del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, el sábado, incorporaba un recorte de 50.000 millones en esas ayudas, además de una vigilancia reforzada (la condicionalidad que pedía el norte). La mayoría de países del sur no vio mal esta oferta, conscientes de la necesidad de hacer cesiones, pero el recorte seguía siendo insuficiente para Países Bajos.

Ante la falta de acuerdo, los líderes extendieron un día más las negociaciones, que se prolongaron durante todo el domingo. Al cierre de esta edición, los frugales ofrecían como máximo 350.000 millones de euros en subsidios, pero el sur se negaba a bajar de los 400.000 millones, umbral propuesto por Michel (un recorte de 100.000 millones que iría a parar a más préstamos). Otra opción sobre la mesa era rebajar el poder de fuego del fondo a los 700.000 millones, repartidos a partes iguales entre ayudas y crédito.

Pero además de eso, dentro de la vigilancia reforzada del fondo, Rutte exigía derecho a veto, es decir, poder negarle las ayudas a un estado si éste no implementa reformas o no lo hace en la dirección que el Consejo considera adecuada.

Pero la idea de que un país pueda decidir sobre la política interior de otro va contra los tratados europeos, y varios líderes se niegan a aceptarlo. Para desatascar este punto, Michel propuso un freno de emergencia. Los países podrían frenar el plan de reformas presentado por un estado si consideran que no va en la buena dirección. Serían los ministros de Economía y Finanzas de los 27 los que, en su reunión del Ecofin, decidirían sobre la situación del plan nacional presentado. La última palabra la seguiría teniendo el Consejo, pero se decidiría por mayoría cualificada.

Además de la cuantía y la gobernanza, los frugales también buscaban arrancar más dinero en los cheques compensatorios. Se trata de una suerte de cupo que reciben los contribuyentes netos al presupuesto europeo (aquellos países que en términos de ayudas aportan más de lo que reciben), aunque luego se beneficien del mercado interior en mayor grado. Dinamarca, Austria o Suecia podrían llevarse algunos millones más a casa si el sur cede.

Pero aunque todo parecen renuncias por la parte del sur, hay que tener en cuenta que la propuesta de base sí convencía a estos países, por lo que era de esperar que sufriera cambios, y que las modificaciones las determinara el norte. La cuestión es cuánto está dispuesto a tragar el sur con tal de sacar adelante el fondo europeo este mismo mes, y si le compensa.